martes, 16 de noviembre de 2010

Lenguas muertas


Pese a este hostil silencio que se ensancha
Tajante entre nosotros desollando
La piel del calendario,
No es nueva tu manera de decirme
Que siempre ha sido tarde.
Al cabo en todo instante hubo vocablos
Prohibidos por el miedo, amordazados,
Pudriéndose en el útero infecundo
De nuestro embarazoso diccionario.
Así nunca un gemido susurramos
Al borde de la aurora y el rocío
Rogando que la noche y las estrellas
Perennes perdurasen en la altura
Quebrando las cadenas del destiempo.
Jamás el horizonte se hizo huella
Uniendo cielo y mar en nuestros labios
Y dando a luz la música silente
Que emerge de las ansias compartidas
Por ser verbo que muda en nervio y sangre.
No supe, no quisiste, no pudimos
Hallar la traducción al mago idioma
Que uncido de las alas del encuentro
Transmuda la palabra vuelo en vuelo,
Los turbios e ilusorios subjuntivos
En un presente ungido de posibles,
Las líneas paralelas en tangentes,
En huellas compartidas la distancia,
La espesa oscuridad del singular
En lúcidos plurales.
No obstante, en el dialecto de estas horas
Que ahoga en su mutismo a los relojes,
Hay algo diferente a aquel lenguaje:
La atrofia desmedida en que ha caído
A causa del desuso y el olvido
El término más bello: la esperanza.

3 comentarios:

MaLena Ezcurra dijo...

Me hundo en tus versos, me agito de amores, estallo en la luz de la esperanza.


Besos de está boca mía.


MaLena.

ralero dijo...

Los besos de tu boca,
sabor a mar y cielo
unidos en la cópula
feraz del horizonte,
los tomo con mis labios
y emerjo unos instantes
del asfixiante insomnio
que me hunde en mis naufragios.

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

La esperanza ultimamente se encuentra perdida entre sueños olvidados, ójala podamos encontrarla
Un beso Rafa.