lunes, 31 de agosto de 2009

Convulsión


El fuego sofocado arde de nuevo
y el gélido hipogeo de la piel
se incendia estremecido en sus cenizas:
espasmos dibujando en vientre y labio
el rictus del regreso de otra muerte.

3 comentarios:

Milena dijo...

hay "fuegos" que sólo se aplacan ardiendo.



Bueno, o bebiendo ese amargo té de las cinco que mira que está horroroso el jodío té sin azúcar ni miel ni compañía jejeje

Más besos

Prometeo dijo...

La petit mort, la pequeña muerte...un fuerte abarzo gran poeta.

Caminante dijo...

A Milena la lectura la pilló bebiendo... ese amargo té de las cinco que mira que está horroroso el jodío té sin azúcar ni miel ni...

Besos a l@S 3, que no a l@S 5. PAQUITA