martes, 20 de agosto de 2019

Troya


En el fragor de la batalla, un politono lo alertó de una llamada entrante —"Antes muerta que sencilla", de María Isabel—. Era el productor; "Estás despedido; dónde has oído tú hablar de un aqueo con móvil". "Menuda conspiración", pensó. Pero eso no fue lo peor. Sumido en la consternación, bajó la guardia, y una lanzada perpetrada por la espalda le destrozó el tendón de Aquiles. Hacía tiempo que no se veían papeles protagonistas para actores cojos.

1 comentario:

Carlos dijo...

Ni en las pinturas negras del genial pintor aragonés