(a la sombra del flamboyán)
Besar tus pies cansados y
mudarlos ligeros como la hoja de un sauce. Besar tus pies. Besarlos con
el afán de un náufrago, hasta ahogarme en sus huellas. Besar tus pies,
ungirlos con mi sed como bálsamo, derrotando a este otoño de nieve
prematura, de hojas muertas.
(La Habana, junio de 2010)
2 comentarios:
Siempre hay una mano tendida en tus poemas , siempre, aún pese al cansancio...
Ungir y besar los pies como la Magdalena...
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