Los hijos crecen. Con el tiempo
se alejan
—ley de vida—
y aprenden a valerse por sí solos.
Los poemas, en cambio,
por mucho que los años
pasen por ellos, siempre
precisan protección,
son seres desvalidos
y frágiles igual
que un animal recién
nacido (qué será
de mis torpes poemas cuando muera).
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
3 comentarios:
El poeta quiere como una madre a sus poemas toda la vida, los cuida y a algunos los arregla para que sigan creciendo
" The answer, my friend, is blowing in the wind "
Perpétuum móbile.
Agustín
Publicar un comentario