He soñado, esta noche
pasada, con el fin
de todo, la hecatombe.
No ha sido grave: un breve instante y ya.
Sin dolor ni lamentos.
Sin plegarias.
Sin tiempo apenas de tomar conciencia
del espléndido eclipse
o cuásar al ocaso
o fósforo, al instante
de echar a arder, ahogado por el viento.
Y el día después, ¡cuánta limpieza!
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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