A María Fernández Lago
de arbitrio suficiente para asir
la vasta magnitud del Universo,
medimos la estatura de las cosas
en metros –perdurable convención,
segmento de planeta, elaborada
con platino iridiado.
Y ocurre que, al vivir contaminados
por ese acuerdo tácito, medimos
igualmente la talla de los hombres,
su mérito y su esencia, su risa y su dolor,
la luz pura y efímera
o las viciadas sombras
que habitan sus momentos,
con las férreas y opacas dimensiones
falibles que subyacen
en el sistema métrico.
Y así vamos perdidos por la vida,
derruidos y arruinando aliento y tiempo,
negándonos, hipócritas y necios,
cobardes y egoístas, a asumir
que, usando la mecánica del número,
es inconmensurable el microcosmos
minúsculo y feraz del alma humana,
que ausencias y distancias, el abrazo,
la entrega generosa, el dar la espalda,
son sólo mensurables por la frágil
y etérea evanescencia de un suspiro
o en siglos-luz de espanto y sangre herida.
2 comentarios:
Bueno, lo cierto es que la fotografía es preciosa (en opión de alguien como yo que no entiende de fotografía).
Como cierto es también que, hasta donde yo he podido comprobar, alma naif no dice que sea de su autoría.
También es cierto que a veces tomamos fotografías de la red, porque nos gustan, y no logramos identificar a su autor (cosas de internet). Yo, siempre que lo conozco dejo constancia de ello e incluso enlazo a la página del autor. Creo que sí, que es lo justo, a cada cual sus méritos.
¿Se ha dirigido usted a alma naif para expresarle sus quejas?
De todos modos, creo que estos asuntos siempre es mejor tratarlos, al menos en principio, en privado. Lo demás no es más que un abuso. En posibles futuras ocasiones le rogaría que utilizase la dirección de correo electrónico que figura en mi perfil. Y es que mi blog -sin dar la razón a nadie, pues desconozco lo ocurrido en este asunto- no es un tribunal.
Saludos.
Poesía lírica e inteligente a la vez.
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