domingo, 7 de noviembre de 2010

Como hacemos con dios


Ya conozco el porqué;
los íntimos motivos
que me hacen inventarte:
tengo miedo
de que se acabe el tiempo,
este tiempo sin pruebas
de tu ansiada presencia,
y, cobarde, preciso,
como hacemos con dios,

engendrarte infinita

para hallar un sentido
más allá de la muerte
a mi yerma existencia.
Y qué hostil y castrante
esta revelación
que inclemente sacude
los cimientos someros
que sostienen las ruinas
de mi extinta esperanza;
este hosco entender
que mi aliento insuflado
sobre el barro reseco
de las horas gastadas,
sólo ha de dar a luz
la sombra de tu ausencia.

3 comentarios:

erato dijo...

Bellísimo.Y triste.A veces no nos queda mucho más que inventar nuestros pequeños dioses.Abrazo

MaLena Ezcurra dijo...

Será que tenemos que invantar mil motivos para no morir de pena.

Tus palabras resuenan bellamente en mi corazón.


Te abrazo casi a medianoche.



M.

Milena dijo...

Malditas sombras de ausencia, Rafa
¡Cómo duelen tan dentro, tan dentro,!
Y si bien en el divino terreno me siento agnóstica, en el del amor, afirmo ciegamente su existencia. ¿Las pruebas ? ¿no son concluyentes las del dolor que provoca?

Es precioso, Rafa, duele y escuece.
Una vez más me retiro con los ojos preñados de agua