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Anclado en el andén,
¡me encuentro ya tan lejos!
Tatuadas con el polvo de la espera,
me miran las maletas con tristeza.
En su mirada muda aúlla un reproche:
que no exista ocasión para la vuelta.
Atónito en la herrumbre de las vías
y herido por tan hosco vituperio,
rebusco en mis bolsillos por instinto:
un billete sin fecha y sin picar,
tan sólo de ida, tiembla entre mis manos.
Estación de destino:
lo huero sin confín, ninguna parte.
3 comentarios:
què tristìsimo este poema. Un viaje sin regreso. Ay, què triste.
Y no iniciado.
mmmmmm... Cuántas veces me tientan las ganas de rebuscar entre los bolsillos!
"Viaje de ida a ninguna parte" ...podría sonar prometedor de nada, por lo tanto esperanzador "del todo".
También puede oler a la tristeza de los adioses, y al moho de las ausencias, pero para eso eres poeta.
Beso namber chú ( tengo el inglés un poco oxidado ja)
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