En la playa más arcana
De la isla sin orillas
Donde el viento lo vistió
De ardua zozobra amarilla,
Bajo la lluvia ha prendido
Una hoguera mortecina;
Lumbre en la que mana escoria
-Humo, penumbra y ceniza-,
Que le niega ser salvado
De su silente desidia.
Pero aferrarse al camino
Requiere la pantomima
De esa hoguera que, inaudible,
Simula una espera antigua
De un velero sin amarras
Que está sordo, que no mira,
Que no busca tras la bruma
Al espejismo sin vida
Que se varó entre los bajos
Del destiempo
Sin medida.
Benaocaz, 3 de agosto de 2007.
1 comentario:
Navegas y navegas y mi me gusta el vaiven de tus aguas... agua que me gustaría ver más clara, como la chispa de la vida...
(a mí ladrar como que no eh???,a lo otro ves...
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