Se han dormido los sueños, cansados de cellisca.
Rendidos sobre el páramo,
Finísimas partículas de hielo
Le tejen a su piel un manto oscuro
-Esa noche que cae
Cuando ya perecieron los temblores-,
Que en círculos perfectos sobrevuela su frío.
Sí, se han dormido, mas
Que nadie se lleve a engaño: los sueños
Sienten; aun llenos de escarcha sus párpados,
Sienten; con su sangre parada, sienten.
Porque funde la sal, con su aliento, la nieve,
Y penetra en la herida un licor amarillo,
Salobre y aguzado como espejo.
Y así dormidos, cual custodio insomne,
Se miran en el vuelo del iris de las sombras
Colmados de dolor, pero sin miedo.
Rendidos sobre el páramo,
Finísimas partículas de hielo
Le tejen a su piel un manto oscuro
-Esa noche que cae
Cuando ya perecieron los temblores-,
Que en círculos perfectos sobrevuela su frío.
Sí, se han dormido, mas
Que nadie se lleve a engaño: los sueños
Sienten; aun llenos de escarcha sus párpados,
Sienten; con su sangre parada, sienten.
Porque funde la sal, con su aliento, la nieve,
Y penetra en la herida un licor amarillo,
Salobre y aguzado como espejo.
Y así dormidos, cual custodio insomne,
Se miran en el vuelo del iris de las sombras
Colmados de dolor, pero sin miedo.
1 comentario:
No hay que tener miedo de los sueños,de soñar, es tan placentero...
Me alucinas con tus letras.
Besos
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