Empresas como Casa Polvillo, Horno la Parra (desde el año 1866), El Petisú, Confitería Lola, La Flor de Moguer o la alcalareña Nueva Florida, son las cadenas sevillanas que ostentan el liderazgo del pan pre cocido y congelado, con decenas de variedades de panes, que se reparten diariamente en decenas de tiendas franquiciadas, dispersas por los barrios de la ciudad.
Su éxito radica en gran parte en la diversificación. Tienen un amplísimo catálogo de productos como panes, pasteles, tartas, mantecados y también helados, fabricados siempre de una manera tradicional. Algunas te preparan bocadillos para los estudiantes de institutos próximos, otras tienen una vitrina de platos del día, preparados para llevar (como los de la Flor de Moguer) o de minipastelitos (como los de El Petisú).
Lo más habitual
es que las tiendas franquicias panadero-pasteleras de los barrios sevillanos
sean establecimientos sencillos y funcionales, que ostentan en lo alto de su
fachada el logotipo identificativo de cada cadena. Todo lo más se permiten
algún graffiti confitero en sus paredes exteriores.
Sin embargo, cuando visitamos sus casas matrices es otra cosa.
El establecimiento trianero matriz de Casa Polvillo (Calle San Jacinto), está decorado interiormente con bellos azulejos de barros y esmaltes de gran tamaño, pintados a mano. Representan antiguos paisajes trianeros como el puente de Isabel II con un panadero con su carro a los pies, o la plazuela de Santa Ana. Son obra de la empresa cerámicas Cárcamo (Alcalá de Guadaira, año 1994).
Lo mismo ocurre con el encantador panel cerámico de estilo naif donde se celebra un antiguo cumpleaños familiar en los años setenta, con tarta incluida, que decora la fachada de la casa matriz de Confitería Lola en el barrio trianero del Tardón.
(¢) Carlos Parejo Delgado
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