(Tragiepopeya muy española y mucho española y viva el vino)
El tremendo estirón —que para eso lo fertilizaron y regaron a conciencia— que, de un día para otro, terminó pegando el, antaño raquítico, bonsái del independentismo, les impedía ver el inusitado crecimiento del bosque tenebroso del fascismo.
Hommer Simp-Tom Nisón, diseñador de jardines zen y cuentista de andar por casa.
1 comentario:
Hay mucho de adoctrinamiento consentido; cuando yo veraneaba en Cataluña, nadie odiaba a los españoles, aunque si que nos llamaban "los sevillanos"
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