lunes, 22 de julio de 2019

La Sevilla olvidada (24) (Carlos Parejo)


Surgí como barrio cuando el mayo de 1968. En Paris había revueltas estudiantiles que querían cambiar el mundo. Y aquí en Sevilla, un descendiente de la Nobleza francesa me planificó y vendió mis 2.000 pisos: el Conde de Rochelambert. La circunvalación SE 30 me cierra por el norte y por el Oeste soy el último de los barrios del distrito Amate. Tengo, a diferencia de otros barrios de esta zona, un urbanismo perfectamente ordenado, de 14 grandes bloques de 12 plantas y multitud de instalaciones alrededor para el bienestar de los vecinos como piscina pública, pabellón de deportes, dos colegios e institutos y hasta tuvimos un cine de barrio. Mi callejero tiene la originalidad de que nombra puertos de montaña de la geografía española. Es pues, de lo más políticamente correcto. Y uno puede imaginarse desde la planta 12, viendo los prados del vecino Parque Amate, un paisaje similar al de algunos de estos puertos montañosos.

Y como centro de la vida espiritual y social del barrio se levantó en el año 1980 la Parroquia de San Luis y San Fernando, con cuidados jardines que la rodean y una escasa altura en proporción a los edificios circundantes. Fue bendecida por el Cardenal Bueno Monreal convirtiéndose desde entonces en punto de reunión de los vecinos del barrio, asociados en la entidad Al Quivir.

Aquí residimos más de siete mil personas, con una presencia aún testimonial de emigrantes (varios cientos de marroquíes y chinos). En cada hogar vivimos una pareja de treinta y cuarente con un hijo, a lo más, dos, con una renta similar a la de la capital. Y eso que somos trabajadores rasos, universitarios hay muy pocos. Medio siglo después los primero vecinos ya pagaron sus pisos y han ido envejeciendo, ahora vivimos aquí algunos de sus hijos.

Aunque es un barrio humilde, no se está nada mal. Hay líneas de autobuses y dos paradas de Metro para llevarnos a los centros, el del casco antiguo y el de Nervión. Aunque eso sólo ocurre cuando no encuentra algo en el pequeño comercio de barrio con una extensa y variada oferta de tiendas de ropa, regalos, muebles, farmacias, sucursales bancarias así como multitud de bares y cafeterías. Por si fuera poco tenemos varias cosas de las que sentirnos orgullosos. La primera es nuestro club de voleibol, puntero en la liga nacional desde los escalones infantiles a los senior, desde hace más de treinta años. La segunda joya del barrio es nuestra cofradía, la de Paz y Misericordia, con una de las mejores dolorosa del escultor Ávarez Duaerte y el primer Crucificado de Juan Manuel Miñarro.¡Casi na!.

La tercera es nuestro vecino más famoso, Javier Labandón, El Arrebato, cuyo himno del Sevilla Fútbol Club es conocido en toda España, y que le dedicó al barrio su canción: “Una novia en Rochelambert”.

Y el cuarto motivo de orgullo es que nuestra plaza, una vez arreglada, haya sido dedicada a nuestro líder vecinal por tantos años, el desaparecido Antonio Pozuelo Méndez.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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