domingo, 21 de enero de 2018

Un muy pequeño paso para un hombre


Eran tales, tan cálidas y sin fisuras, la solidaridad y la ternura entre aquellas dos pobres criaturas sin voz, condenadas a la injusticia de la miseria y la intemperie de por vida, que deberían haber bastado para dejar al mundo sin palabras. Y para empujarnos a todos, sin excepción alguna, a dar un paso al frente. No obstante, algunos, desde la frialdad de nuestra interesada y confortable asepsia de intrascendentes cronistas, escribimos al respecto; y, una vez más, fueron muy pocos los que no se alinearon de inmediato del lado de los inconmovibles. Pero imaginen todo lo que podría haber llegado a acontecer si siete mil millones de corazones al unísono, nos hubiésemos decido a dar ese en apariencia tan insignificante paso.

1 comentario:

Carlos dijo...

Mendigos y sus mascotas. Los más excluidos de la sociedad, el último escalón de la injusticia social, los auto marginados a voluntad