lunes, 26 de mayo de 2014

Los límites difusos

Te cargo en la pupila
-cuando sueño-
y en las cuencas vacías
de mis ojos sin hálito
cuando aprieta el insomnio,
igual que una elegía.
Serás hasta mi fin
aquello que más quise y nunca tuve,
el rigor de la muerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Más rigor que el de los muertos, ninguno