Las 5 menos 20.
Acabo de llegar –maldito atasco-
en este instante a casa.
Me siento muy cansado. Pienso en ti.
Ya sabes,
como siempre:
como siempre
cansado;
como siempre
pensando
en ti, que ya no existes,
que fuiste sólo un sueño
mudado en pesadilla con los años
de vasto desencuentro, de crepúsculos
heridos por la sal,
la sed,
el hambre.
Preparo un huevo frito con patatas,
y no pruebo bocado;
hoy no tengo apetito. Pienso en ti;
en como estuve toda la mañana, el mediodía
y parte de la tarde,rogándole al azar que me otorgase
la dicha de poder, un solo instante,
mirarte de soslayo, en la distancia,
al fondo del pasillo.
No hubo suerte.
Tratando de olvidar, de hallar descanso,
engullo unos sedantes
y, abatido,
me ovillo sobre el lecho.
Pienso en ti.
–Tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac…-
Las 5 y 25. Probablemente estés
tomando ya café
–trabajas esta tarde,
hoy
es jueves-,
seguro que sonríes,
y charlas con cualquiera,
amable y distendida, de asuntos cotidianos,
lo mismo que, conmigo, hiciste antaño.
Se anegan de nostalgia mis pupilas;
no alcanzo a conciliar, ni aun leve, el sueño.
–Tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac…-
Las 7 y 25. Me levanto.
Intento refugiarme en la escritura:
esbozo un mal poema. Pienso en ti;
Debes estar saliendo del trabajo.
“Cuidado con el tráfico” –susurro-.
–Tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac…-
Las 8. Estás ya en casa.
Cansada.
Como siempre.
Yo no existo.
Atiendes a tus hijos;
la cena, las tareas de la escuela.
Los mandas a la cama; estudias algo.
–Tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac…-
Las 11 de la noche. Pienso en ti.
Te pienso mientras duermes. Yo no existo.
–Tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac
tictactictactictactictactictac…-
Que tengas dulces sueños.
Un beso. Hasta mañana.
–Tictactictactictac...