EULALIA Mutis, a la par que un espíritu inquieto, siempre había sido una alumna aventajada en todo lo relativo a cualquier tipo de materia relacionada con la comunicación y el lenguaje. Así que, tras doctorarse cum laude en lingüística, filología hispánica, inglesa, árabe, clásica, hebrea, románica y vasca, ciencias de la información, y traducción e interpretación, decidió explorar nuevos campos en el ámbito de la comunicación y, más concretamente, en el de la no verbal. Todo fue sobre ruedas hasta aquel trimestre en que de hubo de enfrentarse a la semiótica del silencio. Nunca, a lo largo de sus muchos años de estudio e investigaciones, había tenido que lidiar con un concepto comunicativo tan aparentemente simple y a un tiempo de tanta complejidad polisémica. Tras la frustración que le produjo tal fracaso, abandonó su Cátedra de Literatura Contemporánea, su programa radiofónico y dejó de publicar la columna semanal que tantos lectores acaparaba en el diario de su ciudad. Hoy se gana la vida buzoneando la propaganda de la consulta de un afamado logopeda y actuando como mimo de feria en feria durante los meses veraniegos. Por otra parte, un catarro mal curado, unido a ciertas reacciones alérgicas sin determinar, la han llevado a padecer de afonía crónica.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
4 comentarios:
Mil gracias. Me ha encantado
Hay silencios, que son para siempre.
Un besito
Mil gracias a usted, mi muy estimada señora Lago; si hay algún mérito, es tan suyo como mío.
El silencio es para siempre, querida Dari, para siempre. Pero, mientras llega, sigamos cantando, asfixiándonos, mordiendo las mordazas.
Sendos abrazos.
Bueno, muy bueno :)
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