DURANTE los años que Andrés y Pedro compartieron cama, tiempo y mantel con Virginia, ni un solo instante pudieron dejar de sentirse segundo plato, pordioseros a la espera de las pocas migajas de pasión y cariño que se les antojaba caían del lecho y de la mesa como maná anhelado, pero insuficiente y precario siempre. Nunca, cegados por los celos, tuvieron la fe suficiente para alcanzar a comprender que Virginia, en cuestiones de amor y de ternura, era, pródiga y fructífera, un milagro irrepetible. Y acabaron desperdiciando aquel prodigio. Hoy Virginia vive sola y, sólo muy de cuando en cuando y siempre con desconocidos, mantiene relaciones esporádicas de lo más convencionales y sin el derecho a otorgarse nunca una segunda oportunidad. El lugar de Andrés y Pedro lo ocupan las hormigas.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
5 comentarios:
Si, muchas veces quere algo mas, no contentarnos con lo que poseemos, esal final perder lo poco que teniamos...un abrazo.
Es que para compartirrrr hay que estar preparado eh..claro que como decía un amigo mio economista:"¿que prefieres el 10% de algo o el 100% de nada?
No queda muy bien la reducción economicista ..pero es clara
Mas besos!!
me encantò este texto, sobre todo el final, un abrazo.
Como dice Dafne.. el 100% de nada. Que cosa mas triste como para conformarse.
Besos
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