Aquel cuatro de abril se había programado un simulacro para ensayar el
modo de hacer frente a una emergencia ocasionada por la miseria. Todos
los servicios al efecto habían sido escrupulosamente preparados a fin de
evitar error alguno. Tras su puesta en práctica, y pese a su éxito
incuestionable, hubo que admitir que no había tenido utilidad alguna.
Una vez más la realidad superaba con creces cualquier tipo de
escenificación teórica.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Los pabellones deportivos se llenaron de mendigos que pudieron dormir placenteramente unas horas entre Cruz Roja y Damas de Caridad
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