Señoras que acuden al hospital de visita en jauría y desde el instante en el que llegan comienzan a despedirse para permanecer horas y más horas desgañitándose sin la menor consideración por los enfermos. Cuánto me cuesta a veces no reconsiderar mi oposición a la pena de muerte.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
2 comentarios:
Oh, cómo estamos hoy!
Pobres señoras! (Vivian piensa en que en el futuro puede ser una de ellas, y hace causa común)
Hay que tenerles paciencia Rafa, tal vez se han traumatizado con eso de ser “amas de casa”.
Besos
Espero estancia lo más corta y olvidadiza posible. animos
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