sábado, 20 de mayo de 2017

Yesca


Por la angosta gatera del chovinismo y la mitomanía, se nos suelen colar los más descomunales y perniciosos caballos de Troya. Y nunca falta en los multitudinarios y enfervorizados comités de bienvenida que los reciben entre vítores y aleluyas, algún que otro quintacolumnista de los aqueos con armadura de troyano.

Ilustración: El incendio de Troya, de Francisco Collantes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Decía mi abuela, cuando había un conflicto familiar: Va a arder Troya