Encontrábase en la playa
Macedonio al sol tumbado
y se le acercó un sujeto
-inglés, tal vez- pertrechado
de cámara y objetivo
y más rojo que un "tomato",
pretendiendo un "souvenir"
"typical" y fotográfico.
Macedonio, con el rostro,
como un fresón, sonrojado
-por el sol, no por vergüenza-
y con fingido recato
al deseo del turista
de inmediato se ha negado.
Pero su madre, Teresa
Salame, le ha reprochado
al instante con vehemencia
su afán por ponerle palos
como robles a las ruedas
del sector terciario patrio.
Y han seguido discutiendo
bajo el sol mediterráneo
hasta que al fin el turista
por la instantánea ha pagado.
La Salame y Macedonio,
ha quedado demostrado,
ni en los momentos de ocio
playero o en días de campo
desatienden su negocio
chacinero y sacrosanto
de embaucar a los turistas
para sacarles los cuartos
con una ya antigua táctica:
poli buena, poli malo.
Ilustración: Macedonio de Frutas Salame