sábado, 9 de julio de 2011

Paisaje desde la ventana


Cantos rodados sobre el techo: asépticos,
inmóviles, sacados de sus cauces;
metáfora infecunda de la vida.
En un segundo plano, verticales,
abriendo heridas verdes en el cielo,
6 árboles rasgados por el viento
ardiente como sed, carbón e infierno:
preludio de cenizas apagadas.
No hay nubes blancas adornando el yermo;
los sueños emigraron con la lluvia
a un norte ajeno al cántico del miedo.
Al fondo nada queda salvo el hálito
postrero de un espejo sin azogue,
reflejo a un tiempo de horas de quebranto
pretéritas, pero aún en la esperanza,
y este presente hostil sin fe ni cauces
como un canto rodado despojado
del vértigo, los besos y los golpes
del dulciamargo azul de la corriente.

1 comentario:

Milena dijo...

¡Cuántas veces el paisaje que ven nuestros ojos no es el espacio que habitamos ! Nuestros ojos extienden la mirada hacia afuera, pero es hacia dentro, donde estamos mirando...

Deseo que todo vaya bien, Poeta querido !