domingo, 16 de junio de 2013

Espita

–Laberinto sin puertas,
¿para qué este manojo
de llaves oxidadas?

–No preguntes.
No quieras
saber que esto tan grave
que pende de tu cinto
no es más que la esperanza,
placebo que permite
que te engañes y a ratos
alcances a olvidar
que afuera, tras los muros
que odias tanto,
no hay nada.

2 comentarios:

Vivian dijo...

Bellísimo. A veces es mejor olvidar por ratos, una forma de mantenerse en pie.
Qué sé yo…
Beso

Anónimo dijo...

La esperanza placebo tiene hoy cara de videojuego y televisor