Tras asegurarse de que los estaban observando,
sobó su culo ostentosamente. Ella, obviamente azorada, esbozo una mueca
forzada que pretendía aparentar una sonrisa. No, aquello no tenía nada
que ver con nada parecido al deseo; habría sido tan hermosamente
revolucionario en medio de aquella rancia reunión de mojigatos
inquisidores e impotentes.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Los psicólogos aconsejan que para no poner nervioso u agobiarse en una reunión con gente soberbia e importante, los desnudemos imaginariamente, reduciéndolos a carne y hueso
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