jueves, 17 de septiembre de 2009

Juegos de mar y muerte



“Una patrulla de la Guardia Civil interceptó ayer al sur de la Isla de Tarifa una embarcación de juguete a bordo de la cual viajaban seis varones menores de edad de nacionalidad magrebí, según informaron desde Emergencias 112.

En torno a las 01:20 de la madrugada de ayer esta embarcación fue interceptada a 1,6 millas -2,9 kilómetros- al sur de la Isla de Tarifa. Así, en la embarcación se encontraban seis varones magrebíes con edades comprendidas entre los diez y los once años, y un adolescente de 16 aproximadamente”.

Diario de Sevilla, 16-09-2009

LA ACTIVIDAD lúdica constituye un elemento esencial en los procesos de formación y desarrollo personal que llevan al niño a madurar hasta terminar siendo un adulto. Y es esencial en esos procesos porque el juego para un niño surge en gran parte como imitación de las conductas que observa en sus mayores. Así en la edad infantil pueden darse –y se dan de hecho- desde aberrantes juegos que reproducen sin sangre los horrores de la guerra hasta divertimentos motivados por incipientes inquietudes solidarias. Por tanto el juego, dependiendo de las conductas que imite, puede contribuir al crecimiento del niño como ser humano o a su deformación hasta terminar por hacer de él un auténtico vándalo, una fruta podrida.

Pero cuando unos niños de poco más de 10 años se suben a bordo de una precaria embarcación de plástico para enfrentarse a las mortales olas que tantas vidas ya se han cobrado en este vasto estrecho de la vergüenza que separa nuestra insolidaridad de su desdicha y su hambre, esa imitación conductual, en lugar de ser un juego, no es más que el reflejo de su desesperación y ansias por huir de la miseria. La espantosa desesperación de unos niños que puede que nunca lo hayan sido, de unos niños que se han visto obligados a, sin madurar, curtirse de antemano para tratar de, día a día, ir sobreviviendo.

Y cuando, tras producirse un hecho tan ignominioso e inhumano, no tiene lugar ningún tipo de reacción efectiva por parte de gobernantes –tan dedicados a blindar fronteras y a favorecer los criminales intereses de los nuevos colonizadores de la globalización salvaje en los países empobrecidos- ni de la ciudadanía acomodada y narcotizada de nuestra ficticia unión europeísta del bienestar para, respectivamente, tratar de evitar y exigir que un hecho tan macabro y triste no vuelva a producirse, a nadie debe caberle ya la menor duda de que nuestra sociedad lleva ya tanto tiempo jugando con fuego, que en lugar de florecer, madurar y dar buenos frutos, ha terminado por pudrirse desde sus mismas raíces.

Y en el albañal de esta sociedad –de esta suciedad- del bienestar robado, no somos más que cerdos, zombis, podridos –unos más, otros menos, cada cual según sus responsabilidades-, repantingándonos con fruición en nuestra mierda inmunda y apestosa mientras nos alimentamos como alimañas de sangre inocente y ajena.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya lo has dicho todo!!! No puedo añadir más; sólo rabia y desolación.

Un beso. :) Reina

Caminante dijo...

Al oir la noticia supuse que habían sido los padres los que les habían puesto "a las puertas del paraíso" al objeto de que fueran acogidos "y no había funcionado"-para ejemplarizar... que no haya repeticiones masivas... esas cosas-

Todo ello sin perjuicio de que lo por ti expresado sea absolutamente cierto respecto de esta suciedad en la que vivimos y poco hacemos por modificar para mejor, al menos no lo suficiente, no lo que podríamos...

Besos. PAQUITA

Anónimo dijo...

Acá no voy a leer porque tengo que irme, pero esa imagen es tannn bonita!
Besoss