lunes, 27 de enero de 2014

L-icor

Cato un licor traído
por un barco fantasma
del país de la niebla.
Lo cato y me cautiva
con su buqué dulciárido
y me arrastra a pulmón
abierto a la más honda
guarida del silencio.
De la zozobra muda
nace una flor sin halito
-es una flor-espino.
La arranco de mi lengua
ahogada y la devoro.
Pero no se apacigua
en la ebriedad sin límites
de las vocales muertas
el violento flagelo
de la sed vaporosa.

Fotografía: Eve Arnold

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece que has abierto un nuevo libro poético de marginados urbanos. Bien, Bien...