lunes, 22 de julio de 2013

Instantes veraniegos (Carlos Parejo)


El trato fue afable, cordial e íntimo, y se prolongó muchos años, circunscrito a su lugar de trabajo. Ahora, con la imaginación que aviva una semana de soledad, he conquistado la atalaya de su desconfianza. Estoy con ella en el mundo de los sueños. Recorremos las pintorescas sierras que rodean la Hoya de Baza: Castril, La Sagra, Jabalcón… Subo a sus prados alpinos y bosques de pinos salgareños, me interno por sus angostas cerradas, y desde sus aguas salen a saludarme nutrias y truchas. Nos acompaña su perro Ulises, rabo alegre y enjubilado. Una sombra cruza mi cerebro. Se cuela como una nube sombría entre el esplendor del cielo azul estival. Tendré que vender la biblioteca. Cosecha de varias décadas de vida, acompañadas de un paciente trabajo de exploración y lectura. Mis sobrinos prefieren la comodidad de la wikipedia y tienen reservadas sus estanterías para los ordenadores, las nintendos, los ipads…

(¢) Carlos Parejo Delgado

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