La pasada madrugada (20/03/2013), en el
programa “No son horas”, de Onda Cero, cometieron la irreverente
osadía de reproducir la crónica no oficial –y rimada– que
Agustín Casado pergeño acerca de la elección del papa Francisco.
Reproduzco a continuación la citada crónica, que también podéis
escuchar aquí
a partir del minuto 96 y 15 segundos. Pero no quedó ahí la cosa;
las reacciones ante tamaña herejía no se hicieron esperar por parte
de la curia. Y, para que consten, yo mismo he hecho crónica de las
mismas y decidido publicarlas también aquí bajo seudónimo (por lo
que pudiera pasar)
EL CÓNCLAVE SEGÚN AGUSTÍN CASADO:
FRANCISCO
Hoy se cumplen siete días
de que se acabó el conflicto
que el rajao de Benedicto
nos lió con su estampía,
pues en un sentido estricto
qué otro nombre se daría
a una semejante huía
y no m’acuerdo si t’he visto.
Pero todo está previsto
y no hay ya sede vacía
que en apenas cuatro días
ya tenemos a Francisco
bendiciendo la alegría
del gentío y la gentía,
del ateo y el adicto,
todos junto al obelisco
aplaudiendo su homilía.
Yo lo veo y me pellizco
por cuanto se suponía
que este cónclave sería
más reñido y más arisco.
Nuestra corresponsalía,
sin dárnoslas de listos,
sabe por qué el veredicto
no tardó la intemerata
y ahora aquí se lo relata,
no es ninguna tontería:
Ese sacro Gran Hermano
del cónclave vaticano
hasta la blanca fumata,
para tanto santo anciano,
hablando claro y en plata,
tiene que ser una lata
y es por tanto más que humano
que hartos de comer bocatas
y unos sándwiches insanos,
levantarse tan temprano
y cenar a salto mata,
nuestros príncipes romanos
crean tormento luterano
el ver cómo se dilata
por no ir directo al grano
la puñetera fumata.
Con su perspicacia innata,
Scola, arzobispo de Milano,
idea una treta barata
y con queso parmesano,
prosciutto napolitano,
e una massa ben tagliata
les ofrece un italiano
refrigerio que el voto trata
de ganar a la inmediata
a los otros por la mano.
Resultole todo en vano,
el tiro por la culata
por decírselo a lo llano.
Una voz del Mar del Plata
lo apartó de la fogata
“Che, pibe boludo, andáte;
¡es morfar no chupar mate!,
¿esa macana preparás?”
Y en apenas un plis plás
el ya Francisco Primero
despiezó medio ternero
y fue asando en la parrilla
su matambre y su costilla,
bife medio y bife entero,
su chorizo y su morcilla.
Antes que fraile cocinero,
le bastó este truco artero,
resultó cosa sencilla
halagando a los triperos,
hacerlos caer de rodillas
ante aquella maravilla,
ser de Pedro el heredero,
llevar la barca a su orilla,
y a hombros sin un mal pero
salir como los toreros
de la Sixtina Capilla.
Un maestro Mastropiero.
Palomo Gómez Borrero
-Palomo que no paloma,
que a ver cómo se lo toma-
enviado de Onda Cero
pa’ Los Ripios del Chusquero
en directo desde Roma.
(Agustín Casado)
TORMENTO Y EXCOMUNIÓN DE A. CASADO
(una ordalía contemporánea)
Dicen que Rouco Varela
después de escuchar los ripios
vaticanos del Casado
dedicados a Francisco
Primero –que no es primero,
sino que a secas Francisco,
porque es un sujeto austero–
hecho un diablo, un basilisco,
ha llamado por teléfono
a Onda Cero y ha exigido
las señas de la parroquia
donde Agustín reza el credo,
“si es que algo reza el hereje”,
para darle con denuedo
su merecido. “¡Anatema!”
–ha vociferado, fiero–
“¡Flagelación! ¡Potro! ¡Bota!
¡Carbones! ¡Virgen de hierro!
Le hemos de dar tanta caña
antes de que hecho un desecho
deshecho muera el pagano
pleno de arrepentimiento,
que comparado con tanto
e inclemente sufrimiento
pensará que está en la Gloria
cuando descienda al Infierno”.
Luego ha añadido, nostálgico,
“esto no pasaba en tiempos
de la Santa Inquisición;
entonces había respeto.
Pero, claro, es lo que pasa,
tanto comunista suelto
está llevando a la patria
a ser guarida de ateos.
Hagamos que el Santo Oficio
de nuevo ejerza sus fueros
para que la piel de toro
vuelva como en el medievo
a constituirse en reserva
espiritual, dogma y templo
de Occidente y, más allá
de Occidente, el mundo entero.
Y qué mejor que empezar
dando con firmeza ejemplo:
¡Traedme pronto a ese Agustín
Casado!, que, en su escarmiento,
edificaré mi iglesia:
yo seré Atila Primero".
(Teodoro Sacristán di Bergoglio, alias
“el Pelotudo”)