martes, 6 de enero de 2009

Buenos deseos navideños



(Pasadas ya las fiestas, y con el recuerdo permanente de lo que está ocurriendo en la franja de Gaza, recupero este texto de diciembre de 2001).

Navidad, Año Nuevo, Reyes... estamos en la época de los buenos deseos. La gran mayoría de los que durante estos días somos interpelados sobre lo que nos gustaría que ocurriese con el nuevo año, probablemente daremos respuestas muy similares: que cesen las guerras, que termine el hambre en el mundo, que sea erradicada la explotación laboral de los niños... Por desgracia casi siempre son respuestas vacías, irreflexivas, sin ningún grado de compromiso, cargadas de demagogia hacia nosotros mismos. Porque un compromiso serio con todos estos buenos deseos requiere voluntad de renuncia y el anhelo de un menor gasto superfluo y una mayor sencillez en nuestras vidas.

Nosotros, en cambio, tras expresar tan elevado altruismo de “boquilla”, nos lanzamos en tropel hacia las grandes superficies en adoración del dios consumo incluso de un modo más compulsivo que durante el resto del año. No nos paramos a pensar que la enfermedad, el hambre y la guerra que sufren los habitantes de los países empobrecidos tienen cuota importante de su origen en la ostentación, el despilfarro y la opulencia de nuestra caritativa civilización occidental; que miseria y acaparamiento de riquezas son las dos caras de una misma moneda, y que, por lo tanto, cada uno de nosotros tenemos una parte de responsabilidad (ciertamente unos más y otros menos) cada vez que un niño muere de hambre.

Para que nuestros buenos deseos navideños sean menos virtuales, propagandísticos y “lava-conciencias”, y más comprometidos, reales y efectivos será preciso que comencemos a tomar enseñanza de personas como Mohandas Karamchand Gandhi, “bautizado” por Rabindranath Tagore como Mahatma (el alma grande), que ya hace años nos dejo un pensamiento esencial en este sentido: “Algunos tendremos que aprender a vivir más sencillamente para que muchos puedan sencillamente vivir”. Y Gandhi fue un ejemplo de sencillez, austeridad y renuncia.

¿Está usted dispuesto? ¿Lo estoy yo? La verdad, no sé. En cualquier caso deseo que cada habitante del Mundo pase felices fiestas, que no haya más hambre, ni más guerras, ni más miseria. Ahora perdonen, no es que realmente en este momento necesite nada, pero me voy de compras.

Diciembre de 2001

3 comentarios:

Calle Quimera dijo...

Supongo que la clave está en esa frase de Gandhi... En el mundo hay recursos suficientes como para que vivamos todos, y con holgura; es sangrante que la mayoría de esos recursos estén en manos de unos pocos, y que se dilapiden mientras en otros sitios hay quien se muere de hambre.

Y sí hay maneras de ser solidarios algo más que de boquilla, ONGs de reconocida solvencia las conocemos todos. Solo piden lo que cuesta un café al día... ¿Es tanto?

besos resignados a que pocos están dispuestos a scarificar ese café...

Anónimo dijo...

Ayer, que cometí el gran error de entrar en un centro comercial (algo que casi nunca hago porque los odio - a mi me gusta la calle, que me de el aire), casi me da algo!! vi esa locura, la gente desaforada, como si se fuera a terminar el mundo, todo atestado, comprando como locos, sin tino y pense ¿qué estamos haciendo? ¿ésto es lo que les vamos a regalar a nuestros hijos?...

Un beso Rafa. Estoy totalmente de acuerdo contigo.

marina montecristo dijo...

Estoy contigo,no dejes de plasmar las cosas del ayer
niñ@s sin sonrisa,,mujeres sufriendo hombres abatidos,y lo nuestro es crisis o mala organización.
Un beso