martes, 25 de diciembre de 2018

La última cena


El hombre de jengibre
vino a cenar a casa.

Como buen invitado
trajo vino y bombones.

"Oh, no era necesario; nos bastaba
-dije- con su presencia."

Un minuto más tarde
de su brazo amputado
manaba un licor denso
con el regusto amargo
que deja al apagarse
la luz de una luciérnaga.

Aunque nos supo a poco
no pude pegar ojo
luego en toda la noche;
jamás había sufrido
en la vida tan grandes
ardores de conciencia.

1 comentario:

Carlos dijo...

Desde el cuento del cascanueces que cobra vida, el frio invernal es propenso a crear en tu mente estas ficciones de seres inanimados que resurgen a la vida en nuestra imaginación y nos inquietan...