Vendaval de levante que ululas como un
clavo soldado a la memoria;
que llegas con la noche llamándome
hacia el este, tierra adentro, a los páramos
que habitan los sicarios del silencio;
que has poblado el trayecto que conduce
al magnolio
de infecundos otoños con astillas de
invierno;
¡ah vendaval sin nombre!,
no es de abrigo la bruma frente a tus
dedos gélidos
y agudos como el tiempo que acontece en
lo cóncavo,
como hambrientas termitas que anidando
en el hueso,
transmudan las auroras en anónima
fosa.
¡Ah vendaval infame!
¿Cuánto tiempo tu voz me helará en
mis vigilias?
¿Por qué tus alas negras me abaten
contra el límite
de la asepsia y lo etéreo?
¿Tan delgada es la línea entre el
aire y las sombras?
¿Por qué arrecias con saña
postrándome en la arena
como a un junco caduco que no ha visto
jamás la mar; que, trémulo, nunca ha
tenido fuerzas
para hacer frente al cáustico mordisco
del salitre?
¡Oh viento de espejismo y remembranza,
viento de herrumbre y náufragos
hundiéndose entre abrojos en eriales
que esputan secarrales sin liturgias,
espeluznantes cárcavas!
¡Oh viento cruel, aparta, te lo ruego,
tu baba hostil, tus vómitos
celestes de los lóbregos pingajos
de mis velas sudario sin rosa de los
vientos
y entrega mis despojos a la herida
sangrante del poniente!
(Noviembre 2008 - abril 2013)
2 comentarios:
Un vendaval de poesía, eso eres Rafa.
Se irá el viento y llegará la calma.
Te abrazo.
Es una naturaleza trágica y hostil. Parece de un relato romántico...
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