jueves, 12 de enero de 2012

Del verbo no nacido


“si quedara esperanza”

Josefa Parra

con hálito enlutado
y sal en las pupilas
visita cada ocaso
la tumba donde yacen
los huesos de sus sueños

jamás les lleva flores
no crecen sobre el páramo
que humilla el desaliento
armado con la pólvora
mojada del recuerdo
de un tiempo sin promesas
ni citas con la carne
que no da opción alguna
a la resurrección
de su agostado anhelo

por eso nada espera
y ahora que al fin comprende
que fue un necio un iluso
sin chance ni motivos
para su afán quimérico
de hinojos en su duelo
se funde al fuego fatuo
que emana del destiempo
y entona su elegía
cautivo en el silencio
gimiendo como un perro
cuando al salir la luna
refleja sobre el mármol
con polvo por sudario
la imagen de su espectro

con su hálito agotado
de bruces cada noche
se rinde desplomado
al yermo donde yacen
los huesos de sus sueños

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