jueves, 5 de enero de 2012

Adverbios


Ajeno a los adverbios de destiempo,
muy tarde comprendió que siempre tarde
fue para aquel albor, cerúleo alarde,
que ansiaba sin lugar, modo ni tiempo;

que nunca se impondría al contratiempo
del nunca sin acaso, infierno en que arde,
sobre el carbón del no, su afán cobarde
por huir ahora de sí, ya herrumbre el tiempo;

que todo eran adverbios de carencia:
muy poco, menos aun, apenas nada;
de terca negación: jamás; de ausencia

y de distancia: a solas, lejos, nada;
de hirsuta incertidumbre y de impaciencia:
aprisa, cuánto, cuándo:
. nunca, . . nada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Las palabras, qué verdad es, retratan lo que pasa en el interior de nuestra alma. Y cómo tu bien dices en el poema, los adverbios frecuentes aún más. Felices Reyes Magos

Vivian dijo...

Diríamos que "una clase magistral y poética"
(Hoy ando así, rarita, los Reyes no me trajeron lo que pedí)