ABONADO desde hacía mucho al fracaso, ya se aferraba a duras penas a los más ilusorios y disparatados signos de esperanza. Así, aquella tarde tormentosa y gris, ahogado en llanto, abrió una galletita de la fortuna. "Algo esencial va a cambiar en tu vida para siempre". ¡Coño -se dijo-, esto hay que celebrarlo! Y, aun sin dejar de tener presente su diabetes mellitus tipo 1 autoinmune, se dispuso a engullirla. Unos instantes después, se atragantó sin remedio.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
2 comentarios:
Enga.. no me seas gafe, deja que disfrute la galletita tu diabético !
Vaya, con que estas galletas de la fortuna causan estragos por doquier.
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