A todos aquellos bravucones muy "valientes" y mucho "valientes" de salón que estáis poniendo a parir a Marta Rovira -la cual, en mi molesta opinión, se ha visto impelida a exiliarse, estemos o no de acuerdo con aquellas, al estar siendo perseguida a causa de sus ideas políticas por unos putrefactos órganos político judiciales que cada día se asemejan más al criminal Tribunal de Orden Público del franquismo- os dejo este poema de Dulce María Loynaz.
Poema nº XII de “Melancolía de otoño”
Cuando a un hombre lo atacan fuerzas incontrastables y misteriosas, cuando un hombre se defiende en vano contra los más poderosos, cuando un hombre se mira acorralado, vencido, cobarde… Cuando un hombre no tiene la esperanza, cuando la espada está rota y derribado el escudo… Cuando un hombre tiene el pecho ensangrentado: ¿Verdad que aún le queda un último sagrado derecho: El derecho de Huir?...
Poema nº XII de “Melancolía de otoño”
Cuando a un hombre lo atacan fuerzas incontrastables y misteriosas, cuando un hombre se defiende en vano contra los más poderosos, cuando un hombre se mira acorralado, vencido, cobarde… Cuando un hombre no tiene la esperanza, cuando la espada está rota y derribado el escudo… Cuando un hombre tiene el pecho ensangrentado: ¿Verdad que aún le queda un último sagrado derecho: El derecho de Huir?...
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