jueves, 26 de julio de 2018

Carmen (Agustín Casado)


Hubo un tiempo, mis amigos,
hace de esto muchos años,
en que pa empezar los baños
y mojarse hasta el ombligo
repullándose un respingo,
remangadas la enaguas
y que no te hiciera daño
venir a tomar las aguas,
que esperar había, os digo,
sin guardar ni los abrigos
a estas alturas del año
que de un barco o una piragua,
y diciendo un “te bendigo”
nos bendijera las aguas
la señora del Carmelo.
De ello pongo por testigo
aquí a todos los abuelos;
son usos éstos de antaño,
porque a ustedes desde luego
desde aquí desde este escaño
les veo ya un tono castaño
oscuro, tirando a duelo.
Generoso y no tacaño
este nuestro sol de fuego.
Otra costumbre de hogaño,
es no celebrar los santos,
tan sólo los cumpleaños.
Aunque de esto no me extraño;
son los de hoy nombres de espanto
que explicarían el llanto
del neófito ante el baño
bautismal. Pero entretanto
conservamos todavía,
y que sea por muchos años,
la memoria de unos días
de los que la mayoría
guardamos como oro en paño
la costumbre, y yo diría
que hasta la galantería
incluso del más huraño,
de felicitarle a una tía,
a un amigo, a un extraño,
a tus padres, a las crías,
la onomástica del día,
que una al año no hace daño.
De Pepes no hay carestía,
Antonios quién no tendría,
los Manolos un rebaño
y Juanes en demasía.
Éstos, y, por no alargarme
y se harten y se larguen,
el surtido de Marías.
Y entre todas, la del Carmen.
Felicitar yo querría
a las Menchus y las Mamen,
a Carmela y Mari Carmen.
Y como una letanía,
la militante beatería
a la reina de los mares,
que también de ella es el día
le dan hoy con alegría
dobles felicitaciones
pues ya tienen más razones
que la fecha escueta y fría.
Porque si mal no recuerdo
un decreto de Alcaldía
ya la sumó a los patrones
San Bernabé y San Pedro.
Siempre en la cofa vigía,
cofrade en la Cofradía,
capitana en Capitanía,
ser patrona ahora del pueblo
hace de los marbelleros
su leva de marineros
y a ella patrón de marinería.
Y desde esa jefatura
le piden los de bajura
que ejerza su tutelaje
sobre todas las criaturas
que en bonanza u oleaje,
altamar o el resbajale,
capear saben con coraje
a ese toro de Miura.
Dales buena singladura,
bien trincado el cordelaje
en la inhiesta arboladura,
arribada feliz de viaje,
por la amura buen anclaje
y como todo el que trabaje
vivir puedan con holgura.
Y ustedes, pues no me rajen
del precio de las capturas
reclamando baratura
cuando al chiringuito bajen
y sin mancharse ni el traje
se pongan bien de fritura.

                                                Agustín Casado

1 comentario:

Carlos dijo...

Algunos ya casi sesentones llevamos sobre nuestros hombros, tropa de marinería, a la Carmen María, cantándole a porfía, "Salve Estrella de los Mares". Precioso. Saludos. Carlos.