domingo, 15 de abril de 2018

Paradla, hijos de puta

Nunca lo he comprendido y creo que nunca lo comprenderé. Por qué las armas químicas tienen tantos detractores en nuestro mundo mal llamado civilizado -entre otras cosas porque es un mundo militarizado hasta las heces-, en tanto que nadie de estos mismos se escandalizan de que se fabriquen y utilicen misiles tomahawk o podadoras de margaritas -terrible este arma. ¿Tal vez porque las químicas son las armas de los pobres? "No mátaras", el más hipócrita de los mandamientos entre los que, tras darse unos golpes de pecho en la iglesia y comulgar, ordenan bombardear de manera civilizada ciudades habitadas, cómo no, por civiles. Daños colaterales, así llaman al asesinato, la barbarie y la ignominia. Siempre, eso sí, que esos crímenes no se hayan perpetrado con armas químicas. No a la guerra. No a las armas y sus traficantes, ya sean legales o ilegales, ya sean químicas o explosivas. !En el nombre de Dios, de vuestro Dios, de vuestros dioses criminales y falsos, de vuestros becerros de oro e ídolos de barro, esculpidos o tallados, parad la guerra! Parad la guerra.

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