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(qué infausto es el azar cuando la suerte
termina donde se alza la distancia
ese espacio que media entre la piel
que ajena al tacto abarca la mirada
famélica y a un tiempo inapetente)
tras largo tiempo dándome a espada
me otorgas un instante frente a frente
vedado el alimento de la carne
tus senos abundantes y en sazón
debieran despertar el apetito
iluso sucedáneo sin nutriente
de la pupila anémica y cansada
pero esta sed de luz pero tus ojos
antaño puerta al fondo hoy sólo bruma
cautivan como imanes las penumbras
de mis cuencas vacías
y crece en ti la niebla
y crece en mí el espanto
ahondando la distancia
1 comentario:
La distancia del silencio
sí que es del todo infranqueable
abrazos, Rafa; y luz, mucha luz celeste, que en esas cuencas vacías
brote sedosa el agua
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