jueves, 26 de agosto de 2010

El verbo, un río en calma...


El verbo, un río en calma que, hecho carne,
Se exalta y se derrama, incontinente,
Herido por la sal de la nostalgia.
Carnívora, mordaz y deletérea,
La arritmia a borbotones lo desborda,
Y sólo en el poema encuentra un lecho
Capaz de darle abrigo frente al pulso
De la agria torrentera de las sombras.
El verso encauza el curso de la sangre,
Sus ansias por verterse en un latido,
Frenando ese runrún que arde en su centro
Como un volcán en flor, vergel de un día,
Que corre hacia el mar seco del destiempo.

2 comentarios:

Milena dijo...

Es precioso, Poeta !

Se refleja en las aguas de tus versos, la belleza de la vida !!

Abracitos

Andri Alba dijo...

Esta es la parte que más me gustó: El verso encauza el curso de la sangre,
Sus ansias por verterse en un latido.

No es que discrimine las otras partes, pero los latidos son evidencia de vida, de vida que se expresa en poema.

Otro abrazo!