La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
domingo, 22 de agosto de 2010
Morendo ma non troppo
La muerte no es un ente oscuro y espantoso
que viene a reclamarnos, cumplido nuestro tiempo,
y nos toma de un golpe certero de guadaña.
La muerte es una hermosa mujer de ojos celestes
y rubia cabellera, que viste alegres tonos
y huele a primavera. Su risa es un adagio
de Mozart o Marcello; sus manos, dos palomas
blanquísimas en vuelo; sus labios, una fuente
brotando en el desierto; razón de las mareas,
fruta en sazón, sus senos; su voz, liturgia y credo.
La muerte no es penumbra que inunda la mirada,
ni un vendaval acerbo que arrasa los pulmones.
Es lumbre que se aleja, e instala en nuestra sangre,
muy lentamente helándonos, la noche y el invierno;
un viento que nos deja, al filo del ocaso,
ahogando, estrangulando, robándonos el aire.
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1 comentario:
Al fín y al cabo la muerte es la única certeza absoluta de la vida... Presentada de esa bella manera, no me importaría que me sorprendiera el ocaso así: plácidamente, entre versos y piano
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