Cuando hicieron la primera comunión en la parroquia de la O las “Amazonas” parecían ángelas del pintor Murillo, con sus miradas dulces e inocentes cuando recibían por primera vez el cuerpo de Cristo. Su catequista, presidenta de los andaluces con el paso de los años, no cabía en sí de gozo y se sentía orgullosa de todas. Transcurridas dos décadas, se casa una de las “Amazonas”. Y para pregonarlo a los cuatro vientos han montado una cabalgata particular que ha recorrido varias veces, no se cuantas idas y vueltas, la calle Alfarería.
La líder pregona, con ayuda de un micrófono, la importancia del acontecimiento: ¡Marina se casa¡ ¡Nuestra amiga se nos va¡ ¡Pobrecita la que, por último día, respira de su libertad y puede hacer lo que le venga en gana¡ ¡Qué avalancha de calzoncillos y calcetines a recoger se le viene encima¡ Los vecinos se interrogan: ¿A que viene tanto griterío y molestia de esas niñatas mocosas e insolentes?
Como la curiosidad mata al gato, la mayoría del vecindario se asoma a ventanas y balcones a ver qué pasa. Y algunos no dan crédito a sus ojos. Las “Amazonas” se han vestido de muchachas estilo revista “Play boy”: Sus sombreros de bombín a lo charlot, sus pajaritas al cuello y unos bañadores negros ajustadísimos y de escotado pecho, que contrastan con sus colitas de piel blanca de oso peluche, a juego con unas elevadísimas botas de tacón de agujas, igualmente albas. Entonan frases más propias de un velatorio que de un casorio: ¡Rogad a Dios por el alma de Marina, que dejará de ser libre mañana”¡ ¡Que su ángel custodio la mantenga alejada de la violencia de género, rezad por ella¡ ¡Qué pierda la virginidad pero no la alegría de vivir cada día, pedídselo a la Virgen de la O¡ Después atacan los oídos del personal con su particular sección “discoteca” al aire libre. Pasan a recordar canciones viejas pero no gastadas: “La gran noche” de Adamo y Raphael; “Gavilán y paloma” de Pablo Abraira”; “Mamma mía” del grupo ABBA; y, como colofón, se ponen casi a llorar de emoción cuando entonan las sevillanas del Adiós: “Algo se muere en el alma, cuando una amiga se va”…
(¢) Carlos Parejo Delgado
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