222 millones ha pagado un equipo de fútbol por Neymar:
el fichaje más caro de la historia de la histeria mundial.
Pero esto ya es sabido en todo el orbe y parte del subsuelo.
Así que lo que intento decir es que, ante asuntos de este calibre, todos mis credos hacen agua y llego a plantearme
si en las exposiciones de arte contemporáneo no habrá de vez en cuando
una obra cuyo precio se ajuste a su valor.
Y también me pregunto cuántas balas
-calibre 22- podrían adquirirse
con los 222 millones referidos.
Sin duda muchas, tantas
como para quitarse de en medio a 1000 millones de pobres bang tras bang.
Pero resulta mucho más barato dejar que mueran de hambre
y dedicar la pasta
a fichar a Neymar.
Qué poco consistentes pueden llegar a ser los materiales
con los que damos forma a la esperanza.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Mira, no me ando con historias. Que se vayan a la mierda toda esta gente y sus delictivos negocios oscuros. Los jugadores, los clubes, las federaciones, los aficionados. A la mierda. Viva Fernán Gómez y Labordeta, verdaderos prácticos de la síntesis dialéctica.
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