Cada semana, con mi hermano mayor, esperábamos con ilusión que llegaran nuestros tebeos favoritos al quiosco de prensa: Hazañas bélicas, El Capitán Trueno, El Jabato… Y leyéndolos nos sentíamos tan atrevidos y aventureros como nuestros superhéroes, ayudados por la febril imaginación de la adolescencia.
Medio siglo después los videojuegos de aventuras y hazañas bélicas cumplen la misma función durante las sobremesas de mi sobrino Jorge Ángel y sus amigos. Por unas horas se evaden de su hogar con la imaginación. Su mirada queda atrapada en el ordenador. Su sistema nervioso adquiere una tensión extrema para teclear la orden correcta y participar como un superhéroe virtual en las aventuras y peligros que le va planteando la maquinita en un escenario post-nuclear.
Ni ellos ni nosotros somos ni seremos súper-héroes en el mundo real de nuestra gran ciudad. Todo está demasiado controlado y dirigido, demasiado organizado como para volvernos rutinarios y no salirnos de los caminos trazados. Todo lo más, al ir a alguna excursión montañera sentiremos que somos momentáneamente, como el poderoso Capitán Trueno, capaces de salvar victoriosamente los obstáculos de la naturaleza.
(¢) Carlos Parejo Delgado
No hay comentarios:
Publicar un comentario