jueves, 31 de enero de 2013
miércoles, 30 de enero de 2013
¡No me entierren con cuentos!
“No me contéis más cuentos,que vengo de muy lejosy sé todos los cuentos.”León Felipe
Después de la Segunda
República, las fases
de la historia de España
–según nos han venido
contando los cuentistas
paniaguados de siempre–,
a grandes rasgos, fueron
Franquismo, Transición y Democracia.
Y yo que ya me sé todos los cuentos
e, igual que León Felipe,
no quiero que me arrullen
con cuentos, ni que sellen
mis ojos y mi boca
con cuentos y más cuentos,
les digo a esos cuentistas que no es cierto;
las fases de la historia
de España –pescadilla intemperante
mordiéndose la cola–,
lejos de la ilusoria
y bucólica fábula
con que nos adormecen,
robándonos los sueños,
han sido las siguientes:
criminal dictadura
de Franco, pos-Franquismo
y, al cabo, neo-Franquismo:
democracia ficticia
en que hacen a su antojo
y, deshaciendo al pueblo,
deshacen los bastardos
disolutos de siempre.
martes, 29 de enero de 2013
Ueheheeeeeeee!!!
(poema feo)
Ayer comí fabada
y todavía tengo la barriga
como un jodido barco metanero.
Y eso que di de cuerpo,
cagué, excreté, cisqué, evacué, hice caca,
con un esfuerzo amargo y sobrehumano,
seis veces desde entonces.
Qué hedor tan hosco, fétido y corrupto.
Y no pude evitarlo, lo confieso:
con cada mostrencá
(vocablo que es sinónimo
de boñiga por ciertos
pagos de mi provincia
gaznápira, rociera y, por supuesto,
ultra recreativista –de todo esto, seguro,
debe saber un güevo
mi célebre paisana, Doña Fátima Báñez)
pensaba en nuestro estulto
y mendaz Presidente,
Sr. Rajoy y todos sus... ministros.
Poemas serios (XX)
Varada en un instante de imposturas
que no hubieron presente ni mañana,
la eterna brevedad de la tristeza.
lunes, 28 de enero de 2013
Bando municipal suspendiendo las fiestas patronales
No están las cosas para tracas
ni fuegos de artificio cualesquiera.
Y no es que no haya nada
–que tampoco–
digno de celebrarse;
es que a muy corto plazo,
si no pone remedio
un golpe de fortuna,
mezclada con tornillos y cristales,
va a hacer falta la pólvora.
Viaje por el túnel del tiempo de las comunicaciones (1): Babilonia (800 AC) (Carlos Parejo)
Hoy
que todo el mundo habla de la revolución de las telecomunicaciones Y
del milagro de poder comunicarse instantáneamente dos personas que
habitan en las antípodas del planeta Tierra, he vuelto la vista atrás y
me he preguntado: ¿Nos comunicamos mejor o peor que en tiempos pasados?
Y de ahí, estas reflexiones.
Al
llegar a las murallas, desde mi lejana Gades fenicia, me sorprende que
los guardianes sean políglotas. Me entienden perfectamente. Y es que se
considera requisito indispensable este don de lenguas, para ejercer
dicho cargo, y así poder entenderse fácilmente con las innumerables
embajadas y caravanas que confluyen a la que se considera capital del
Mundo conocido. Mientras espero que sellen mi salvoconducto, observo
una curiosa manera de dar las horas de la primera vigilia. Los
centinelas tocan clarines y tambores, mientras se encienden antorchas
en las azoteas del templo zigurat y del palacio. En un banco descansan
banderas de múltiples tonalidades. Pregunto su función y me explican
que se izan en las torres cuando hay que informar de contagios, del
peligro de invasión y un largo etcétera.
Todos
los comerciantes que entran llevan una tablilla de cerámica, anudada al
cuello, con su nombre y oficio. Las prostitutas, hay más de cinco mil,
tienen una marca de fuego en el muslo y han de llevar el pecho derecho
expuesto. Los sacerdotes se distinguen por su cráneo rasurado. Los
altos dignatarios lucen barbas postizas más refinadas que el resto.
Además, portan collares ensartados de perlas, y lujosos cordones y
pectorales con símbolos labrados en oro de las divinidades. Las damas
de alcurnia se dejan conducir en sillas de mano y literas. Las acompaña
su típico séquito de doncellas y guardias. Y, por supuesto, no faltan
su guardamosca, su sombrillero y su abaniquero particular. Las que son
vírgenes visten de color malva; las que ya no lo son de tonos verdes, y
las que han parido, de amarillo.
Mientras
me interno por las calles de la ciudad, me doy cuenta de que los
gobernantes han grabado en piedra lo esencial que debe saber la plebe.
En la vía del templo hay lápidas representativas de todas las fiestas
religiosas del año.
En la plaza principal un obelisco, donde están
escritos los códigos y leyes. De hecho, hay un barrio de artesanos
lapidarios. Aunque su principal demanda es sembrar el país de cientos
de estelas conmemorativas que ensalzan todos los logros del monarca de
turno. Además, los empleados de la corte colocan en lugares céntricos,
multitud de tablillas con notas y avisos importantes, cuando no los
recitan los voceros en plazas, explanadas y murallas. Hay otra
comunicación no oficial, que me divierte. Los poetas de la Corte narran
cada semana en el zoco aquellos principales acontecimientos que en
ella se producen. Y luego éstos son reproducidos en los barrios por
ciegos, mendigos y tullidos, puestos en cualquier esquina, a cambio de
una limosna.
En
el zoco hay figuras geométricas trazadas en grandes tablillas, que
basta mirar y no hay que leer, para indicar donde se aparcan camellos y
caballerías, el sitio de la lonja o de la posada. Hay una subasta de
esclavos. Su valor se expone enseñando monedas de distintas formas y
colores. Piezas laminadas rectangulares de plomo y cobre, y otras
redondas de oro y plata. Cuando alguien adquiere la mercancía en una
subasta, le basta con alzar la mano, bajar la cabeza y llevarse luego
idéntica extremidad al pecho.
La
mayoría de las gentes son analfabetas. El niño que acude a una escuela
de escribas tiene el porvenir asegurado como funcionario o sacerdote.
Allí se instruye en la escritura en tablillas de cerámica fresca, para
los documentos oficiales; de barro seco, para otros asuntos, y en el
manejo de la tinta y el papiro. Éste tiene un uso muy particular. Los
espías escriben sus mensajes en ellos y los cosen a los forros de los
vestidos de sus colaboradores, para informar al exterior. En los
hogares el pueblo llano apenas lee sino que canta o recita historias
aprendidas de memoria. Pero tiene decenas de amuletos y figuras de
arcilla. Unas para encontrar pareja, otras contra el mal de ojo o no
enfermar, las de más allá para los dioses que atienden cada necesidad
cotidiana.
Las
viviendas son sencillas chozas de barro y paja, excepto las que se
decoran con multicolores barros vidriados. En éstas viven los
dignatarios palaciegos, militares y religiosos. Éstos últimos no sólo
guardan las divinidades a las que se reza, sino que tienen un ejército
de nigromantes, que leen el porvenir en los astros, e intérpretes de
sueños, a los que los altos dignatarios deben consultar antes de tomar
cualquier decisión. Por si fuera poco, una larga cola de personas
espera diariamente en la entrada a que les presten alimentos – tienen
el 90 por ciento de las tierras-, o dinero en metálico, a precios de
usura.
© Carlos Parejo Delgado
domingo, 27 de enero de 2013
Poemas serios (XIX)
Árbol sin sombra, di
¿por qué nos han robado,
las estatuas,
la estación de las lluvias?
¿Acaso tienen miedo a ver su rostro
seráfico en las aguas del estanque?
¿A caer sobre sí mismas y perderse
en la honda persistencia de lo turbio?
Pero no; las estatuas
desconocen el miedo, son aliadas
del transcurso del tiempo
y, en su firme arrogancia sin mirada,
se sueñan portadoras de lo eterno.
Y entonces ¿qué?, ¿quién nos robó la lluvia,
ese prodigio insólito que iguala
–sólo es cuestión de tiempo–
la piedra al fuego estéril del sediento?
¿por qué nos han robado,
las estatuas,
la estación de las lluvias?
¿Acaso tienen miedo a ver su rostro
seráfico en las aguas del estanque?
¿A caer sobre sí mismas y perderse
en la honda persistencia de lo turbio?
Pero no; las estatuas
desconocen el miedo, son aliadas
del transcurso del tiempo
y, en su firme arrogancia sin mirada,
se sueñan portadoras de lo eterno.
Y entonces ¿qué?, ¿quién nos robó la lluvia,
ese prodigio insólito que iguala
–sólo es cuestión de tiempo–
la piedra al fuego estéril del sediento?
Conmutación
Como una fina piedra que, lanzada
con maña contra el agua de un remanso,
rebota hasta morir en la otra orilla.sábado, 26 de enero de 2013
I can get no...
no puedo más estoy hambriento hastiado
de no tenerte hacerte mía llámame
machista macho ibérico si quieres
llámame lobo cierva mía y luego
al lúbrico vaivén de mis aullidos
sométete al empuje de mis fauces
Fotografía: Michel Perez & Catrinel Menghia
viernes, 25 de enero de 2013
Los patas negra
Los patas negra, telúrica versión
ibérica de brāhmanes y chatrías hinduistas, son, entre todas las
castas peninsulares, la más deletérea y dañina: desconocen todo lo
relativo a la filantropía y la ética.
Se piensan a sí mismos tocados de la
mano de su dios para dirigir los destinos de vaishias, shudrás y
dalits, que se arrastran como insignificantes y prescindibles babosas
por la humillada piel de la patria hispánica, hasta aplastarlos y
mudarlos a todos en aquellos últimos: en parias sin presente ni
futuro, sin destino. Pero ni su cruel y vengativo dios existe, ni
ellos son 5 jotas. Muy por el contrario, a la primera cata emanan un
nauseabundo hedor a rancia podredumbre, a corrupta arrogancia, a
mafia de camisa bien planchada y cuello blanco, a verdugo al servicio
de la mercadería y la usura, a montaraz infierno.
Los patas negra carecen de escrúpulos
y, pese a ser alimañas de cloaca, parecen volar en todo momento, tal
que aves carroñeras, muy por encima del bien y del mal. Porque su
bien es el mal, y la patria, de la que se arrogan hipócritamente el
sublime papel de quijotescos salvadores, no más que un triste animal
estabulado, destinado, una vez cebado hasta las heces con pienso de
ínfima calidad, al despiece para su venta al mejor postor.
Los patas negra presumen de proceder de
la parte más noble del marrano patrio -de sus hombros o su aromático
y excelso aliento- pero no son más que, patético karma del más
bajo y sucio de los inframundos, un nauseabundo y nocivo pedo salido
del apestoso ano del más puerco de los cerdos: su particular y
apocalíptico Brahmā ibérico porcino.
Última hora: el gen Jibre
Agencia SALSA. Houston, 25-01-2012.
Según un informador de la NASA, que como suele suceder siempre en
estos casos, ha preferido permanecer en el anonimato, el consumo
masivo de Jengibre, con un ya probado muy alto potencial mutagénico,
produjo hace unas décadas una profunda metamorfosis en la entonces
inofensiva araña lampiña del Gabón (no confundir con gambón de
Huelva), la cual terminó dando origen a una nueva especie de
arácnido: la voraz y agresiva araña peluda del Gabón. Esta nueva
especie, aberración apocalíptica propiciada como ya se ha referido
por el consumo sin límites de la citada especia, se caracteriza,
amén de por la letalidad de su veneno, por los feos vellos que le
brotan desde el prosoma hasta la misma masmédula girondiana, así
como por su carácter caníbal, que la empuja a devorar con obsesiva
delectación a ejemplares de sus mismos orden y clase. En este
sentido, referir que, en una fiel versión artrópoda del archisabido
y manido mito de Caín y Abel, la peluda fue la causa inequívoca,
fulminante y directa de la extinción de su hermana y vástago a un tiempo lampiña.
Recientemente, y siempre según la misma fuente anónima, la citada
agencia espacial ha descubierto, aunque aún se desconocen los
mecanismos que han dado lugar a la tan peligrosa contaminación, como
el gen Jibre se ha soldado también al ADN de determinados individuos
de Homo sapiens, los cuales observan comportamientos similares a los
del deletéreo arácnido africano. La mayoría de estos individuos
han sido localizados en la península Ibérica, aunque no son
exclusivos de este área planetaria. Son los Rajoy, Gallardón,
Berlusconi, Montoro, de Guindos, Wert, Díaz Ferrán, Cospedal,
Lagarde, Bárcenas, Aznar, Sáenz de Santamaría, Botín, Merkel,
Roig, Ortega, Mato, Aguirre y un largo, altamente peligroso y creciente
etcétera.
jueves, 24 de enero de 2013
miércoles, 23 de enero de 2013
Poemas serios (XVIII)
No será, lo presiento.
En mitad de la noche
–tiniebla inabarcable enmascarada
por un plácido sueño–
me desvelo rodeado de lobos en un
páramo
atestado de nieve.
No debería estar aquí a estas horas
–en este no lugar que arde sin
tiempo–
anegado de vértigo y matices
que desnaturalizan lo innombrable.
Pero recuerda siempre
aquello que no habré de reiterarte:
lo exánime a pesar de ser rescoldo,
lo absurdo por prohibido.
Breve
que breve es tu poema
-dijo con prisa-
tan breve -respondí-
como la vida
-mientras
me ahogaba
pues con ella la vida
se me escapaba
-dijo con prisa-
tan breve -respondí-
como la vida
-mientras
me ahogaba
pues con ella la vida
se me escapaba
martes, 22 de enero de 2013
Musa
si el uno junto al
otro
otro
hubiésemos podido
ser felices
no habrían nacido nunca mis poemas
por eso los
maldigo los detesto
maldigo los detesto
como se quiere a un hijo amor
como se quiere a un hijo
Fotografía: Carsten Witte
lunes, 21 de enero de 2013
Usurocrácia
Es puto esputo
contra el sillón azul
del primus inter pares
de la horda de lacayos
felones y venales
que sustentan la usura
Es puto esputo
y el nauseabundo esputo
es como limpia gota
de rocío en contraste
con el cuero corrupto
de la espuria poltrona
contra el sillón azul
del primus inter pares
de la horda de lacayos
felones y venales
que sustentan la usura
Es puto esputo
y el nauseabundo esputo
es como limpia gota
de rocío en contraste
con el cuero corrupto
de la espuria poltrona
Crónicas del arco iris (3) Carlos Parejo Delgado
El edificio de Andalucía se tambalea desde hace cinco años, cuando el mercado de valores tiembla a la baja cada cierto tiempo. Ya sea por los bancos, las constructoras o por los cuantiosos créditos para pagar la deuda de los gobiernos. Una vez resquebrajada la “burbuja” inmobiliaria, ahorradores y especuladores han entrado como tiburones en las finanzas, para pescar lo que sea en tiempos de “escasez”.
Las periferias de las ciudades andaluzas se han llenado de urbanizaciones fantasmas, que llegaron demasiado tarde a la fiebre especuladora del ladrillo. El litoral atrae cada vez menos extranjeros, de tan caro, masificado y vulgar, cuando hace medio siglo era un paraíso casi intacto.
Se vuelve la vista a otros lugares. Las instituciones han gastado mucho dinero en otro tipo de turismo. El de sus parques naturales no acaba de despegar. Estos rincones siguen colmados de rigideces burocráticas y grandes propiedades alambradas. Las ciudades históricas “con encanto” se han metamorfoseado en callejeros “parques temáticos”, donde el foráneo ya no es un extraño repasado continuamente por miradas chismosas e indiscretas, sino un bolsillo bien provisto al que hay que tentar con mil y una zalamerías.
Los amigos de mis hijos marchan a trabajar fuera, pero no van sólo con sus maletas como hace un siglo. Jacinto, gerente de una empresa naval, diseña buques en Sudamérica que le alivian de la pena de ver sus astilleros casi parados; Ramón y Florencio trabajan para dos “grandes” de la construcción, la ingeniería y el medioambiente, dirigiendo proyectos en los cinco continentes. Fidel ha abierto una tienda “delicatesen” en Frankfort (Alemania). Y cuando hablamos, siempre suspira deseando que Andalucía siga siendo la principal despensa de aceite de oliva, frutas y hortalizas de Europa. Y Sara, siempre tan artista, dirige una agencia de flamenco en Tokio (Japón), nombrada empresa “gacela” del año.
© Carlos Parejo Delgado
domingo, 20 de enero de 2013
Poemas serios (XVII)
La piedra es un resumen
que explica el universo;
no hay más, sólo la piedra.
Con su materia muda
voy urdiendo un mosaico
que aspira a hacerse cántico
trascendente y orgánico,
sin un boceto previo.
Cada poema es una
minúscula tesela
carente por sí sola
de sentido, un aullido
mineral que ambiciona
ensamblarse y formar
parte de un algo, un todo
elevado y eterno.
Mas la piedra lo es todo,
no hay más, lo es todo, es nada
nadando a la deriva
hacia un naufragio estático
de inanimado olvido.
Tiro la piedra, lo hago
sin esconder la mano,
y un silencio sin eco
responde a mi osadía
lo mismo que Saturno
devorando a sus hijos.
La piedra es un resumen
exánime y pesado
que explica lo vacío.
Poemas serios (XVI)
Insólito animal, el hombre;
un pedazo de carne
–patético espantajo sin ombligo–
acéfalo y amorfo
ahogándose en sus heces,
que insomne, gime, aúlla, se retuerce,
todo vértigo y náuseas,
transido de un dolor
que no comprende.
un pedazo de carne
–patético espantajo sin ombligo–
acéfalo y amorfo
ahogándose en sus heces,
que insomne, gime, aúlla, se retuerce,
todo vértigo y náuseas,
transido de un dolor
que no comprende.
Fotografía: Misha Gordin.
sábado, 19 de enero de 2013
Depreciación
Sobre un lecho barato
de cartón de embalaje y trapos viejos,
bebe vino barato,
envasado en cartón, a hielo lento.
No sabe cuántos –muchos– litros diarios,
que, a decir por el tono
amarillo ceniza incrustado en su tez,
debieron reventarle hace ya siglos
el hígado y el alma, su amor propio barato.
No recuerda el porqué, el cómo ni el cuándo
–tampoco le interesa a estas alturas–
pudo iniciarse todo:
el golpe y la caída
contra el crudo albañal de orines rancios
donde ubica su lecho
barato, bebe vino
barato, y llora y llora
–lo hace por todo y nada–
con lágrimas baratas
su sinvivir barato.
de cartón de embalaje y trapos viejos,
bebe vino barato,
envasado en cartón, a hielo lento.
No sabe cuántos –muchos– litros diarios,
que, a decir por el tono
amarillo ceniza incrustado en su tez,
debieron reventarle hace ya siglos
el hígado y el alma, su amor propio barato.
No recuerda el porqué, el cómo ni el cuándo
–tampoco le interesa a estas alturas–
pudo iniciarse todo:
el golpe y la caída
contra el crudo albañal de orines rancios
donde ubica su lecho
barato, bebe vino
barato, y llora y llora
–lo hace por todo y nada–
con lágrimas baratas
su sinvivir barato.
Horda
Son como ratas, como
procaces cucarachas. Una plaga
persistente y nociva.
Como la escolopendra.
Como el virus aquel –o lo que fuese
aquello tan insólito y terrible–
que abría enormes agujeros
en el cerebro de los bóvidos
y el hombre, enloqueciéndolos. Provienen
de iglesias y palacios. De áreas nobles,
protegidas por perros y murallas,
del centro o las afueras.
De los más rancios
acuartelamientos.
De inmensos latifundios
arrebatados por la fuerza a los que fueron
desterrados,
a los que huyeron,
los ajusticiados.
Irrumpen en las fábricas, las minas,
mercados y talleres,
hospitales y escuelas,
sembrados y oficinas,
en los barrios obreros,
devorándolo todo. Carcomiendo
las puertas, las ventanas, los cimientos,
los muros, los tejados.
Dejando nada más como testigos
de su paso miseria e intemperie.
Hay que acabar con ellos.
Hay que acabar con ellos como sea,
hacerlo con urgencia,
antes de que concluyan –nueva fosa común–
de cavar nuestra tumba.
procaces cucarachas. Una plaga
persistente y nociva.
Como la escolopendra.
Como el virus aquel –o lo que fuese
aquello tan insólito y terrible–
que abría enormes agujeros
en el cerebro de los bóvidos
y el hombre, enloqueciéndolos. Provienen
de iglesias y palacios. De áreas nobles,
protegidas por perros y murallas,
del centro o las afueras.
De los más rancios
acuartelamientos.
De inmensos latifundios
arrebatados por la fuerza a los que fueron
desterrados,
a los que huyeron,
los ajusticiados.
Irrumpen en las fábricas, las minas,
mercados y talleres,
hospitales y escuelas,
sembrados y oficinas,
en los barrios obreros,
devorándolo todo. Carcomiendo
las puertas, las ventanas, los cimientos,
los muros, los tejados.
Dejando nada más como testigos
de su paso miseria e intemperie.
Hay que acabar con ellos.
Hay que acabar con ellos como sea,
hacerlo con urgencia,
antes de que concluyan –nueva fosa común–
de cavar nuestra tumba.
viernes, 18 de enero de 2013
Boceto
Aquel portarretratos
donde arraigué con mimo
la imagen luminosa
–la torre y las palmeras bajo el cielo
azul del mediodía,
las casas solariegas,
el coche de caballos
y, abajo donde nunca
alcanza la mirada,
el río y su furtivo
paseo de los amantes-
en la que quise siempre
tejer con hilos fuertes
la trama del futuro,
se ha quebrado de un golpe
montaraz contra el suelo.
Y ahora el agua estática
que poblaba de sueños
de acuarela mis ojos,
moribunda se vierte
sobre el mármol inerte
sitiada de cristales.
donde arraigué con mimo
la imagen luminosa
–la torre y las palmeras bajo el cielo
azul del mediodía,
las casas solariegas,
el coche de caballos
y, abajo donde nunca
alcanza la mirada,
el río y su furtivo
paseo de los amantes-
en la que quise siempre
tejer con hilos fuertes
la trama del futuro,
se ha quebrado de un golpe
montaraz contra el suelo.
Y ahora el agua estática
que poblaba de sueños
de acuarela mis ojos,
moribunda se vierte
sobre el mármol inerte
sitiada de cristales.
Espinela sin espinas
(o más "cornás" pega el hambre)
Triste y sola en un tejado
maullaba hambrienta a la luna
una gata que a la una
no había aún probado bocado.
¡Malhaya su gato amado!,
que con dos gatas albinas
tan promiscuas como finas,
pretendiendo un revolcón,
se había zampado el salmón
de la piel a las espinas.
jueves, 17 de enero de 2013
Sedición
Palabras malsonantes
–furcia, carajo, coño, soplapollas–,
en obsesiva rima cacofónica
–bellaco, atraco, caco, demoniaco–
o, a la inversa, con fobia a la asonancia
–patrón, politicastro, chuloputas–,
al igual que tampoco un ritmo eufónico
a base de vocablos delicados
–liberté, égalité, fraternité,
honestidad, justicia, democracia–
dando a luz versos mansos y bucólicos,
no engendran por sí mismas el poema.
El poema es mucho más, nace del coito
–por vicio o por amor, es lo de menos–
de la rabia y el verbo
escrutando en su orgasmo desgarrado
un algo, un no sé qué desconocido
más allá de las reglas y el decoro,
sublimando la vida.
–furcia, carajo, coño, soplapollas–,
en obsesiva rima cacofónica
–bellaco, atraco, caco, demoniaco–
o, a la inversa, con fobia a la asonancia
–patrón, politicastro, chuloputas–,
al igual que tampoco un ritmo eufónico
a base de vocablos delicados
–liberté, égalité, fraternité,
honestidad, justicia, democracia–
dando a luz versos mansos y bucólicos,
no engendran por sí mismas el poema.
El poema es mucho más, nace del coito
–por vicio o por amor, es lo de menos–
de la rabia y el verbo
escrutando en su orgasmo desgarrado
un algo, un no sé qué desconocido
más allá de las reglas y el decoro,
sublimando la vida.
Poemas serios (XV)
La muerte, una vez más
–y suman no sé cuántas–
me roza y, en el áspero
rasguño que acontece,
me dicta rescatar lo moribundo:
la mañana, el rocío
sobre el trigo en sazón, y un cántico
de pájaros,
que brota desde el fondo de una hoguera
abierta entre la cálida tersura de la
nieve.
Pero el silencio es sólido
y, en su marmórea estancia,
anida, invulnerable, el más lóbrego
invierno.
Fotografía: Richard Avedon
miércoles, 16 de enero de 2013
Poemas serios (XIV)
Ella era un animal sensual, sexual,
él, sólo un pobre diablo
que hubiese dado el alma al dios del Tártaro
a cambio de un instante alado al lado
de aquel ángel terreno que colmaba
de ausencia y desazón sus fatuos sueños.
Pero nunca se alinearon los planetas
abriendo una ocasión remota al vuelo,
y de aquel coito nunca consumado,
nació el desdén más yermo,
la semilla del mal.
martes, 15 de enero de 2013
Musiquito for president
(Poema malo)
(aunque no tanto como el banco homónimo y sus banqueros. Ni como los otros; digo los bancos y banqueros bondadosos)
Siempre me he preguntado
si alcanzó Musiquito
a atrapar a la mosca,
o aquellos aspavientos,
como diría la Lupe,
eran puro teatro,
y jamás existió
tan rebuscado díptero.
Y ahora, recordando
aquella cantinela
–que, en mezcolanza insólita,
se aglutina en mi mente
con el himno de Riego
y la Internacional–, buscando, inquiero:
¿Dónde está la – izquierda, aquí o aquí?
¿Dónde está la – la izquierda, aquí o aquí?
¿Dónde está la – izquierdaaaaaaaa?
lunes, 14 de enero de 2013
Crónicas del arco iris (2) (Carlos Parejo)
De vuelta de Bamako, capital de Mali, donde mi nuero ha ido a construir una depuradora, me comenta que aquello no es el “tercer”, sino el “cuarto” mundo. Un extranjero no puede entrar en las barriadas periféricas. Hay una pobreza de masas, aquí impensable. Me remonto con la imaginación a tiempos de mis bisabuelos, cuando Andalucía era tierra de latifundios agrícolas y caciques con derecho de pernada, de masas de jornaleros esperando en la plaza del pueblo el pan nuestro de cada día. Hoy son jornaleros sólo 8 de cada 100 andaluces, la décima parte de entonces, pero más de la mitad de los existentes en España.
En tiempos de mis abuelos, grandes ciudades como Sevilla se rodearon de una fea orla de “casas baratas”, o “chabolismo vertical”, que acogieron a la gente que venía del campo. Residían allí entonces setenta de cada cien sevillanos. Era todavía un niño, cuando visitaba estas barriadas, con los llamados “curas obreros”. Y me decían que “aquella frontera” entre pobres y ricos no la ha había puesto Dios, sino el hombre. Y ahí siguen, aunque en menores proporciones. Las instituciones calculan que hay un diez por ciento de sevillanos pobres viviendo aún en ellas.
Además, difusos por toda la ciudad se encuentran otros pobres poco nombrados en las estadísticas. Se trata de los ancianos jubilados y sus amas de casa. De ellos, a casi la mitad –un siete por ciento de los sevillanos- , apenas se les ve en la “Sevilla” oficial. Parecen formar parte de una “ciudad invisible”. Salen de higos a brevas de sus hogares para distraerse con “los de su edad” en los centros para mayores del barrio, o a comprar algo en las tiendas de esquina. El resto del tiempo lo pasan pegados al televisor y al botón rojo de tele-asistencia, para que les llegue a fin de mes su mísera pensión –ni siquiera mileurista-.
Pero también han llegado nuevos “pobres”. Hay barriadas de esas “casas baratas”, donde ahora se concentran los africanos subsaharianos que se atrevieron a cruzar la gran “frontera” de agua salada entre el cuarto, tercer, segundo y primer mundo, que es el Mar Mediterráneo. En el mejor de los casos tienen pequeños negocios ambulantes – a la manera de tantos gitanos-, o son obreros de la construcción. En el peor, viven con el corazón en un puño con su oficio de “manteros” de videos, compactos musicales y otras artesanías. Una profesión de alto riesgo, que duda cabe. Y, en lo más bajo de la pirámide, los nuevos gitanos, los “rumanos”. Con su “chabolismo” errante, desmantelado una y otra vez por las autoridades, sus furgonetas de cuarta mano, sus ritmos balcánicos, y su oficio “alegal” de escarbadores incansables de los contenedores de basuras.
© Carlos Parejo Delgado
domingo, 13 de enero de 2013
Globalienación
pagar por recitar
poemas entonar
canciones contar cuentos
por el humo y el
odio
el amor y los
sueños
por la magia la luz el aire el
agua
de lluvia y el
rocío
por ser polvo que muerde
el polvo o a él
regresa
poemas entonar
canciones contar cuentos
por el humo y el
odio
el amor y los
sueños
por la magia la luz el aire el
agua
de lluvia y el
rocío
por ser polvo que muerde
el polvo o a él
regresa
Poemas serios (XIII)
Quizás también merezca
–yo, que nunca hice méritos–,
aunque no pertenezca
a ningún club selecto
y mis versos sean torpes
y al nombrarte me olvide
y me busque buscándote
y al perderte me pierda
sin haberte tenido,
ser un poeta muerto.
sábado, 12 de enero de 2013
Cicuta para Séneca
No creo en los filósofos
–en todo caso en Diógenes
y Quentin Tarantino.
Los filósofos son
–salvando a León Felipe–
una horda de impostores
agriados que presumen
de mirar por los otros
y nada más que piensan en sí mismos.
¡Ni Platón ni Aristóteles!
Roque Dalton, y Atila
–la unión hace la fuerza–
comandando a los hunos.
Pintura: Rafael Sanzio
Lapso
nos que-
da poco
tiem-
po
ca-
si
nada
pronto cae-
rá
la
noche
rompiéndose las
manos las ro-
dillas
el alma el espi-
nazo el co-
razón
como un ja-
rrón de por-
celana china
e-
sa no-
che sin
no-
che
limitada en-
tre
límites
noc-
turnos
que ha
sido
des-
de
siempre
un lapso un
flash un
sueño
que no ha
sido
que no
es ni será
no-
che fu-
gaz in-
móvil sin ca-
lor
noche in-
sípida noche
de estre-
llas abor-
tadas no
nacidas
noche
sin luz ni
tiempo
noche e-
terna
da poco
tiem-
po
ca-
si
nada
pronto cae-
rá
la
noche
rompiéndose las
manos las ro-
dillas
el alma el espi-
nazo el co-
razón
como un ja-
rrón de por-
celana china
e-
sa no-
che sin
no-
che
limitada en-
tre
límites
noc-
turnos
que ha
sido
des-
de
siempre
un lapso un
flash un
sueño
que no ha
sido
que no
es ni será
no-
che fu-
gaz in-
móvil sin ca-
lor
noche in-
sípida noche
de estre-
llas abor-
tadas no
nacidas
noche
sin luz ni
tiempo
noche e-
terna
viernes, 11 de enero de 2013
Negrura
“Je n'ai pas envie de vivre et j'ai peur de la mort.”Michel Houellebecq
Anoche, cuando todos –salvo los
basureros,
algún que otro borracho
y unos pocos agentes somnolientos
del orden represivo–
dormían en la ciudad de los insomnes,
estuve sopesando en la azotea
las posibles salidas –pros y contras–
al caos que de hace tanto me atormenta.
Lo cierto es que, por no decir ninguna,
no hallé muchas opciones
y, absorto como estaba en el asfalto
hirsuto que imanaba mis sentidos,
no puedo atestiguar que en la
insondable
negrura titilase alguna estrella.
En vista de lo visto
–quiero decir lo oscuro y la ceguera–
me puse a calcular tiempo y distancia,
la fuerza del impacto –¿dolería?–,
así como hasta donde alcanzaría
a salpicar la noche de vísceras y
sangre.
Imaginé la escena: era dantesca;
mi ser deslavazado y sin aliento,
¿exánime?, de bruces contra el suelo
–¿se oyen, ¡horror!, se escuchan
aún, roncos, los pingajos de un
gemido?–
las piernas y los brazos, quebrados,
retorcidos,
la cabeza hecha añicos, reventada
como un melón maduro, y en el rostro
una mueca de espanto, y sangre, ¡sangre,
torbellinos de sangre desahuciada!,
y todo ello sirviendo de alimento
a una jauría de ratas sin, al menos,
poder contar con alguien por testigo
–salvo un borracho, un basurero,
etc.–
que hiciese un correlato de los hechos,
negando se tratase de un suicidio,
por ser un acto urgente de piadosa
eutanasia.
No pude contener miedo ni náuseas,
y salpiqué el asfalto con los restos
de tedio y vino tinto de la cena.
Después me fui a la cama y, en la
absurda
fruición del diazepam, me fui
durmiendo,
con saña reprochándome a mi mismo,
no ser más que un inútil pusilánime
Tribulaciones de una crisálida (XLIII)
Pulmón acuchillado, bajo una lluvia antigua y funeraria, por un viento remoto. De bruces sobre un charco de sangre coagulada, ahogándose, agoniza el cántico.
jueves, 10 de enero de 2013
Poemas serios (XII)
Pequeños animales en jauría,
deslizándose lentos,
por tu piel, en lo lóbrego,
penetrarán, royendo,
tus gélidos y angostos orificios,
consumiendo tus jugos, devorando
tus músculos, tus vísceras, tus ojos,
dejándote en los huesos
hasta que diga el sol,
como un dragón rugiendo
en un cielo incendiado,
su última palabra.
deslizándose lentos,
por tu piel, en lo lóbrego,
penetrarán, royendo,
tus gélidos y angostos orificios,
consumiendo tus jugos, devorando
tus músculos, tus vísceras, tus ojos,
dejándote en los huesos
hasta que diga el sol,
como un dragón rugiendo
en un cielo incendiado,
su última palabra.
Fotografía: Richard Avedon
Poemas serios (XI)
¿Poesía de la experiencia,
mis versos? No lo creo.
Soy un terco insensato
que nunca ha de aprender
de sus yerros, y habrá
de tropezar 1 000 veces,
100 000 y hasta 1 000 000 000 000 000 000
elevado a ∞
contra el mismo vacío.
mis versos? No lo creo.
Soy un terco insensato
que nunca ha de aprender
de sus yerros, y habrá
de tropezar 1 000 veces,
100 000 y hasta 1 000 000 000 000 000 000
elevado a ∞
contra el mismo vacío.
miércoles, 9 de enero de 2013
Poemas serios (X)
Nunca estuve de acuerdo.
Es más, siempre pensé
un acto pusilánime
y un alta felonía
para con uno mismo,
por no poder con él,
por no poder con él,
unirse al enemigo.
Aún lo sigo pensando.
Pero, sin esperanzas
ni valor para hacer
ya por más tiempo frente
con la palabra al miedo,
me mudo hoy, traicionándome,
aliado del silencio.
¿Que aún se escucha mi cántico?
No es más que un espejismo
y yo, un pútrido espectro
rendido a sus fantasmas,
que si aún sigue clamando
es sólo porque sabe
que lo hace en el desierto.
ONCE ideal
(o de otra especie de Organización Nacional de Ciegos Españoles)
El equipo balompédico ideal de la FIFA en el pasado 2012, integrado por 11 jugadores de la liga española, la mejor liga del mundo. Como viene siendo costumbre en los últimos tiempos, España destaca notablemente en todo tipo de asuntos intrascendentes, en tanto muestra enormes carencias, carencias casi definitivas ya, en todo aquello que sí tiene y a lo que se debería dar importancia. Por ejemplo, y esto puede servir como resumen, en calidad democrática.
martes, 8 de enero de 2013
Poemas serios (IX)
Después de varios días
durmiendo como un cerdo
cebado hasta las heces
–sinergia enajenante,
de alcohol y marihuana–,
vuelve el insomnio: es tiempo
de diezmos y matanza.
Crónicas del arco iris (1) (Carlos Parejo)
Fui con mis sobrinos a ver el estreno de una nueva película de la saga “La Edad del Hielo”. Y se divirtieron de lo lindo.
Pensé melancólicamente: ¡qué lejos quedan esos periodos geológicos que estudiaba en la escuela (Primario, Secundario y Terciario)¡. En la última y definitiva era, la cuaternaria, nos encontramos en una etapa denominada “Antropoceno”. O sea, la edad del imperio del hombre sobre la naturaleza. Y, a la vez, a la manera de un fatal Caín, la de nuestra progresiva extinción.
Vivimos con la constante necesidad de carburantes y energías que alteran el clima en tanto que reducen esa antaño gran superficie polar que regulaba las temperaturas y las lluvias a cintura de avispa del planeta Tierra,. El 94 por ciento del aire que respiramos tiene algún tipo de contaminación. Estamos extinguiendo inmisericordemente la mayoría de las especies vivas, ya sean vegetales o animales.
Y cuando hayamos descubierto cómo vivir artificialmente hasta los cien años, con células madres y manipulaciones genéticas de toda índole, ¿de qué nos valdrá?
© Carlos Parejo Delgado
lunes, 7 de enero de 2013
Poemas serios (VIII)
He pintado de negro
la botella y el vaso;
nada importa la sed
cuando la mar es una
puerta abierta al eclipse.
Y no me llames pesimista.
Soy un aullido nómada
que se ahoga en la tormenta
de arena y, obstinado,
husmea el aire tórrido
buscando entre su estruendo
el eco de un oasis
que es sólo árido azogue.
la botella y el vaso;
nada importa la sed
cuando la mar es una
puerta abierta al eclipse.
Y no me llames pesimista.
Soy un aullido nómada
que se ahoga en la tormenta
de arena y, obstinado,
husmea el aire tórrido
buscando entre su estruendo
el eco de un oasis
que es sólo árido azogue.
domingo, 6 de enero de 2013
Poemas serios (VII)
Se me voló el tejado
como a una casa en ruinas
que el viento humilla y deja,
tras su paso, vacía.
Qué locura de amor.
Tú eras el huracán
que agreste azota, el aire
que da sentido al vuelo
y es tálamo de flores.
Te sucedió la calma.
Una calma inmutable
sin pájaros ni la húmeda
caricia del rocío.
Qué oscuridad estéril.
Cuánto frío.
Fotografía: César Comino García.
como a una casa en ruinas
que el viento humilla y deja,
tras su paso, vacía.
Qué locura de amor.
Tú eras el huracán
que agreste azota, el aire
que da sentido al vuelo
y es tálamo de flores.
Te sucedió la calma.
Una calma inmutable
sin pájaros ni la húmeda
caricia del rocío.
Qué oscuridad estéril.
Cuánto frío.
Fotografía: César Comino García.