Se me voló el tejado
como a una casa en ruinas
que el viento humilla y deja,
tras su paso, vacía.
Qué locura de amor.
Tú eras el huracán
que agreste azota, el aire
que da sentido al vuelo
y es tálamo de flores.
Te sucedió la calma.
Una calma inmutable
sin pájaros ni la húmeda
caricia del rocío.
Qué oscuridad estéril.
Cuánto frío.
Fotografía: César Comino García.
Los Reyes han dejado en mi casa este abracito para tí. Dime si te ha gustado
ResponderEliminarBesitos
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