martes, 17 de febrero de 2009

Implosión



Proscrita la palabra, atroz lo mudo
Adquiere ese fragor inenarrable
Que estalla en el horror de un bombardeo:
El verbo mutilado se fragmenta
Y vuela enfurecida su metralla
Clavándose en las vísceras del alma
Sin eco que apacigüe su mordida.

La herida que nos abre la nostalgia
Se infecta, desolada, con la asfixia
Que imponen, virulentas, las mordazas;
Y exangüe, sobre el gris de sus vestigios,
Envueltos por el polvo y la ceniza,
Se esculpe demacrado un alarido
Que yace, sin rendirse, derrotado,
Sin aire en su impotencia con sordina

Violenta la instantánea en blanco y negro
Que, gélida, cincela la agonía
Del grito secuestrado en la garganta
De un rojo coagulado se matiza,
Brutal salpicadura de un ensueño
Que, atónito e inerme, gime yerto
Tirado como un perro en el asfalto.

2 comentarios:

Victoria Caro dijo...

Uf, Rafa. ¿No sería aconsejable una terapia de taponamiento antes de que se produzca tal implosión?

Me dejas traspuesta domador de palabras.

Un besote

Caminante dijo...

Que, atónito e inerme, gime yerto
Tirado como un perro en el asfalto.
................
Suena... completo, bien descrito, y... ¿qué hago yo actuando de crítica del "maestro"? que me digo yo y a ti.
Abrazos, o un abrazo solo, pero fuerte. PAQUITA