
una escalera
de caracol
si se es un caracol no necesita
barandas ni peldaños
sólo la baba fresca y deslizante
que alienta el deambular del gasterópodo
–estómago muñón en carne viva-
sin huellas carcomido por el hambre
de una escalaespejismo que revierta
su lúbrico periplo hacia la arena
sin rastro en su frialdad del fuego eterno
1 comentario:
Las huellas siempre nos devuelven la memoria.
Un beso Rafa.
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