martes, 27 de febrero de 2007

¿Por qué tuve que ser yo?

Bueno, este es un relato muy simpático, o, al menos, a mí me lo parece, de mi amiga Ely. Espero que os divierta (Ely, ¿no decías que a estas horas y sin publicar?, es que hoy tengo bastante curro, pero siempre se puede echar mano de algo de los amigos. ¡TÚ LO HAS QUERIDO! )

¿Por qué tuve que ser yo?

¡Qué bonita era mi vida! Bonita y divertida. Vivíamos cientos de miles de pequeños seres en un hábitat acuoso, sin nada que hacer, sólo nadar, jugar, divertirnos...

Allá voyyyyyyy... allá voyyyyyyy..., nado hacia delante.

Allá voyyyyy... allá voyyyyy..., ahora hacia atrás.

Media vuelta... ¡¡¡yeeepaaa!!!

Giro completo... ¡¡¡hale hop!!! jii jii jiii

Ahora me pasan por encima, ajajaja

Ahora por debajo... ¡¡¡haleeeee!!!

Ahora... todos juntos... hacia delante, hacia atrás y...otra vez hacia delante, jajaja,

Hasta que...

Eeeeehhh??? ¿Qué es lo que está pasando? Olas... Olas... Aaaaaahhhh, nos arrastran, nos impulsan y no podemos retroceder. Estoy muy asustado. Veo un globo a lo lejos. Nos dirigimos a él. Vamos a chocar. Aaaaaaayyyyy, la cabeza se me ha metido de lleno dentro del globo y éste me engulle y se cierra. He quedado aislado de mis compañeros. Tengo mucho miedo. Me pego a la pared del globo y me quedo ahí... buaaaa... ¡Qué desastre! Creo que todos mis compañeros han muerto ¡Qué será de mí!

Sesenta años después.

Fui el único que sobrevivió a ese accidente y comenzó, para mí, una nueva vida.

De los primeros años no recuerdo nada, aunque parecen que tuvieron que ser los más agradables. Una mujer me alimentaba de su pecho. A todo el mundo le caía bien, les parecía monísimo y todo eran mimos. Me sacaban a pasear en la cama ¡qué gozada! lástima que no lo recuerdo.

Los siguientes años, en los que ya tuve un poco de conocimiento, no estuvieron mal; pero ya empezaba a sospechar que poco a poco se acabarían los mimos y las deferencias.

Ahora tengo 60 años y mi vida no es nada divertida, es más bien triste y aburrida. Me pregunto por qué tuve que ser yo, de entre unos cientos de millones, el nadador
más hábil, el que consiguió romper la membrana de aquel huevo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué tuviste que ser tú? ¡Pregúntaselo a Perico! el de los palotes.
Gracioso, claro que sí.
Muchas gracias por compartirlo. PAQUITA

Anónimo dijo...

SIEMPRE DIGO,EL COMPATIR
NOS HACE BIEN,
EL ESTAR NOS HACE MEJOR.
EL LEER NOS HACE FELIZ
EL RECORDAR AÑORANZA
DE LO BUENO VIVIO
DE LO MALO MEJOR NO
RECORDAR
VIVAMOS EL DIA A DIA
LA LONJEVIDAD LLEGARA
QUEDEMOSNO CON LO BUENO
UN SALUDO
MARINA MONTECRISTO

Anónimo dijo...

jajaja, hoy con doble desconcierto ¡qué canalla!

Me has hecho un guiño precioso. Me ha gustado.
Gracias por lo de simpático cuento (ese era su objetivo).

Qué serios nos volvemos de mayores, oiigg, qué asco. Pienso luchar contra eso.

Un beso. Te leo.
Ely